Tercer domingo de Adviento: Vivamos la "alegría" para compartir y transmitir
11 de Diciembre de 2022Encendemos la tercera vela de la Corona de Adviento y pedimos al Señor que su luz ilumine siempre nuestra vida, pues sabemos que Él llega haciendo realidad nuestra esperanza como nos dice hoy el evangelio.
Primera lectura: Is 35, 1-6a.10; Salmo 145; Segunda lectura: Sant 5, 7-10; Evangelio: Mt 11, 2-11.
Cáritas Madrid. 11 de diciembre de 2022.- La invitación que se hace hoy a "estar alegres" nos puede parecer una broma. Quizá sea esta la primera reacción ante tal invitación. Ciertamente hay muchos motivos para "no" estar alegres. La situación de tantas personas que sufren a causa de guerras, hambrunas, soledad, desesperanza, así lo avalan. Pero nuestra alegría es más honda y es signo de esperanza incluso para quienes están sufriendo.
Hay hombres y mujeres que quieren superar las fracturas de una sociedad rota; algo nuevo está brotando; hay hombres y mujeres que son dignos de admiración. ¡No nos dejemos robar la alegría! Estamos cerca de vivir la Navidad. ¡Que, como Juan, anunciemos y deseemos conocer al Salvador!.
El Evangelio nos habla de un futuro que se ha hecho realidad. Son las obras las que hace que los deseos los podamos vivir como presentes. Necesitamos descubrir las obras y al autor de las mismas. Jesús es nuestro modelo.
Oración para encender la tercera vela de la corona de Adviento
¡Cómo no estar alegres si nos anuncia Juan que es el Señor quien se acerca!
¡Cómo no estar alegres si en nuestro mundo vemos pequeños "fueguitos", "brotes verdes", "margaritas en el estercolero", pues el Reino bulle en nuestra historia.
¡Hay más luces, en medio de las tinieblas, que iluminan nuestra sociedad!
¡Cómo no estar dispuestos a rechazar un consumo innecesario que va esquilmando el planeta y desvirtuando la Navidad al no dejar sitio al Señor!
El Señor está cerca, la humanidad le espera, su pequeño pueblo, el resto, lo acogerá, y mientras grita: "Ven, Señor, no tardes".
Para la reflexión
Nuestros compromisos suelen ser económicos, de tiempo, de acercamiento a las personas más débiles, de colaboración en las parroquias... y un largo etcétera. Pero, ¿están entre estos compromisos transmitir alegría, esperanza, ánimo...? ¿Apoyamos a las personas que son capaces desde su fe transmitir estos valores?