Dios nos ‘paga en felicidad’ cuando nos acercamos a los jóvenes de los centros educativos de Madrid

¡Llego tarde! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde!

¡Otra vez tarde! He quedado con mis compañeros del Equipo S, Juana, Juan y MA en el IES Príncipe Felipe. Hemos hecho presentaciones a todos los cursos, desde 1º de la ESO hasta 2º de Bachillerato.
 
Lo ha organizado Juana con Hilario, el profesor de Religión, que tiene muy buena fama y tengo ganas de conocerlo. Juana trabajó con él antes de la pandemia y le aprecia mucho. Por fin retomamos la visita. El instituto está bien ubicado en la Vaguada, muy cerca del centro comercial. Son cinco bloques de la A a la E. Se ve buen ambiente, los alumnos saludan por el pasillo y al entrar en las aulas. ¡Bien por los profesores y la dirección!

Vale, ¿pero ahora qué hago? Ya están dentro y no quiero interrumpirles, como siempre. Han dejado la puerta abierta, veo a Hilario al fondo y puedo escuchar lo que cuentan mis compañeros: presentan Cáritas Madrid y el Voluntariado y dialogan con los alumnos, luego el vídeo y al encender la luz, coloquio. Lo hacen muy bien y los jóvenes participan. Uno pregunta que si los voluntarios de Cáritas cobran, MA le contesta que no y Juan matiza que Dios nos ‘paga en felicidad’ cuando acudimos a un instituto o colegio. Alguno se queda sorprendido. Me gusta. Después la presentación (Juana la domina), cómo es la organización de Cáritas, medios, empresas de inserción, a quien atiende, menores... Y al final “¿Qué pueden hacer ellos”? Cosas pequeñas pero caritativas en el día a día, respetar a las personas vulnerables, a los ancianos, cuidar el planeta que Dios nos ha dado, reciclar (entre otras cosas, la ropa en los contenedores que hay ven las Parroquias).

Bueno, otro día. Hoy he llegado pronto. Hilario nos espera. Por el camino nos va presentando gente del instituto. El Director, los Jefes de Estudios de los distintos cursos y responsables del instituto. Todo amabilidad y apoyo, es como jugar al fútbol en nuestro propio campo, Juanjo, Luis, Miguel, Paula, Conchi,... Tengo una memoria horrible para los nombres. Que me perdonen si se me olvida alguien. En el pasillo nos encontramos a Carmen acompañando a una chica a su clase. No permite que se desorganice nada en los pasillos. ¡Chapó!

Los días se pasan volando en este ambiente acogedor aunque la voz ya lo va notando, pero no nos pesa. Nos despedimos de Hilario hasta el año que viene si Dios quiere, es un privilegio trabajar con él. ¡Que siga allí mucho tiempo!

Bueno, han sido 14 sesiones con 270 alumnos con los que hemos estado, algunas clases con un nivel muy alto, amables, respetuosos y en general participativos.