A propósito de la esperanza

Leía hace unos días que la Esperanza se podía alimentar con la celebración y agradecimiento de los logros de cada día, aunque fueran pequeños. La gratitud fomenta la esperanza y la felicidad. La esperanza es un bien que permite vivir con alegría y optimismo a la vez que nos ayuda a seguir adelante a pesar de los momentos de incertidumbre y dolor.

Es por todo esto, que quiero alimentar y agradecer la Esperanza desde el proyecto Hogar Santa Bárbara de Cáritas diocesana de Madrid, donde colaboro como voluntaria, y donde organizamos encuentros y salidas.

Celebramos y agradecemos:

A Dios por los espléndidos días de sol que disfrutamos, los olores, colores y sonidos propios de la primavera.

A las personas anónimas que nos ayudan a bajar y subir las escaleras del metro, cuyas estaciones no tienen ascensor (11 cochecitos de bebé). 

A los conductores del metro que retrasan pacientemente las puertas de los vagones para que puedan entrar y salir.

A las mamás, religiosas y voluntarias por formar un equipo perfectamente organizado de protección y ayuda.

A las Hermanas Franciscanas Hijas de la Misericordia por ofrecernos su casa para poder descansar y que, como siempre, nos muestran su cariño y hospitalidad.

A todas aquellas personas que, entre bastidores, hacen posible esta gran labor para conseguir su propósito que no es otro que ser un hogar, ese hogar del que carecen 
estas mujeres que, sin medios, decidieron llevar a término su embarazo y traer una nueva vida al mundo. Han  puesto su confianza en este proyecto donde les espera 
una familia que les acoge, ayuda, escucha, protege y procura encaminarlas hacia un futuro mejor.

Si con estos agradecimientos que celebramos desde  nuestro corazón damos alimento a la esperanza, no cabe duda de que, día a día, irá creciendo con la confianza de 
que nuestro camino será más seguro y feliz.