“No tengo a nadie, nadie me quiere, no tengo nada, ¿qué tengo que celebrar?”
Cáritas Madrid 4 de Mayo de 2018A la hora de planificar actividades de ocio, en el proyecto de personas sin hogar, tenemos en cuenta, por “incorporar” a las personas al ritmo social, las festividades, las fechas significativas, los eventos comúnmente celebrados por la sociedad
A la hora de planificar actividades de ocio, en el proyecto de personas sin hogar, tenemos en cuenta, por “incorporar” a las personas al ritmo social, las festividades, las fechas significativas, los eventos comúnmente celebrados por la sociedad.
Cáritas Madrid. 4 de mayo de 2018.-
“… hay un tiempo para esparcir piedras,
y un tiempo para recogerlas;
Un tiempo para abrazarse,
y un tiempo para despedirse;
Un tiempo para intentar,
y un tiempo para desistir…”
Libro del Eclesiastés, capítulo 3
La naturaleza, la vida, la sociedad tienen sus ritmos. En la vida social hay un tiempo para trabajar, y un tiempo para el descanso; un tiempo para la monotonía, y un tiempo para su quiebra; un tiempo ordinario, y un tiempo festivo. En el tiempo social encontramos hitos que marcan el cambio de fase, la ruptura de lo cotidiano: las Navidades, la Semana Santa, las vacaciones estivales, las fiestas patronales, el Día de la Madre… La participación de las personas en los ciclos sociales, con sus continuidades y rupturas también forma parte de los procesos de inclusión y de exclusión social. Las personas en situación de exclusión social, como las que son atendidas a diario en el proyecto de personas sin hogar, CEDIA, están al margen de los ciclos temporales de la sociedad: no hay días laborales, no hay vacaciones, no hay días festivos.
Una experiencia que nos ayuda a entender lo dicho lo pudimos vivir una Nochebuena en CEDIA. Tras la cena, más de la mitad de las personas atendidas estaban acostadas a las diez y media de la noche. A una estas personas se le preguntó por el motivo de este temprano acostar: “no tengo a nadie, nadie me quiere, no tengo nada, ¿qué tengo que celebrar?”. Qué responder a esta persona. Muchas cosas, pero todas se quedaron en la garganta del trabajador que comenzó interpelando y acabó interpelado.
Por todo ello, a la hora de planificar actividades de ocio, en CEDIA tenemos en cuenta, por “incorporar” a las personas al ritmo social, las festividades, las fechas significativas, los eventos comúnmente celebrados por la sociedad.
En abril se celebra el Día del Libro. Por eso en CEDIA decidimos llevar a cabo dos actividades relacionadas con este día. Por un lado, participar en un acto organizado por el centro de mujer “Alonso Cano” de Cáritas Madrid, y por otro lado, visitar Alcalá de Henares, la cuna de Cervantes.
Miguel (nombre supuesto) es un camerunés que está saliendo de una grave crisis de salud. Su sonrisa es de las que desarman. “Cervantes, Cervantes, ¿un pintor de Málaga?” Pregunta con su entrecortado castellano. Cuando se la aclara que fue un escritor español, quizás el más importante, Miguel sonríe y dice algo así como “Sí la historia del hombre delgado, que iba con el gordo bajito”. Su risa ya justifica por sí la salida.
Dimos un paseo por la ciudad. Visitamos la Universidad y la Casa de Cervantes. Y comimos, en un restaurante. Un menú del día, algo sencillo, pero que contiene algo que de lo que las personas sin hogar: la posibilidad de optar. Parece una tontería, pero poder elegir lo que se come y lo que se bebe no es algo banal. Sancho (nombre supuesto) pidió un agua mineral con gas y una rodaja de limón. Levantó el vaso, satisfecho, y brindó por el grupo. Este pequeño gesto también justifica la salida.
Hay un tiempo para trabajar, y un tiempo para descansar; un tiempo para reír, y un tiempo para llorar. Y siempre, siempre, un tiempo para leer.