«Los Fabelman» o volver al amor primero. CRÍTICA DE LA PELÍCULA «LOS FABELMAN»

Leí, una vez, que es importante no olvidarse de volver al amor primero. Aunque en ese contexto haya circunstancias dolorosas o sufrimientos que nos abran el
alma. Ese amor lo compensa todo.

Si tuviéramos un trauma infantil, un dolor anclado en la vida, seguramente acudiríamos a un terapeuta especializado. Spielberg hace películas y, por fin, después de tantos años y de tantos trazos de esa vida puesta en cada film, ha decidido contarlo: eso es Los Fabelman. El
film más intimista del director americano.

Como el mejor narrador audiovisual de la historia, este cuentacuentos contemporáneo, nos cuenta su historia, en una filmación casi perfecta de encuadres, perspectivas y planos nos transmite la primera pasión que ha movido toda su existencia: el cine. Hacer cine es el arte de hacer magia con la vida al pasarla por el objetivo de una cámara. Hay una secuencia al comienzo de la película que ejemplifica esa pasión.

Cuando filma con un tren de juguete una y mil veces hasta conseguir grabar lo que quiere transmitir. Una y mil veces porque esa pasión no es solo un don, sino un
esfuerzo constante y permanente. Incluso la figura antagonista de sus padres, ella una pianista
que no pudo desarrollar su carrera representa esa parte excéntrica, sensible y creativa; él un ingeniero informático obsesionado con el progreso y el avance tecnológico, son la combinación perfecta para un futuro virtuoso del séptimo arte.

Lo que Sammy, el personaje, no sabía es que ese objetivo lo graba todo y como
juez cruel también pone sobre la mesa la realidad de la vida. A la pasión le acompaña el trauma.
La familia feliz de mamá, papá y el niño y la niña se quiebra en el desamor. La separación de sus padres va a marcar para siempre su filmografía. En una cantidad enorme de películas aparecen familias que, a veces partiendo desde la distancia, terminan unidas. Pone en sus películas lo que le hubiera gustado que le pasara a él.

El guion no parece ocultar la amargura junto con momentos de amor, cariño y adolescentadas. También sirve de marco para ver temas como el antisemitismo o el bullying que el propio protagonista sufre.

Te invito a acompañar a Spielberg a volver al amor primero, a la pasión por las cosas que
te importan, a dedicar tiempo a lo que te realiza como persona, aquello que si te falta te
faltaría la respiración. Volver al amor primero es volver a la vida con mayúsculas.