La luz de la inocencia. Encuentro de Navidad del Cardenal con niños y niñas

15 de Diciembre de 2022

 

 

«Yo me llamo Carlos, tranquilos, y preguntadme lo que queráis», les dice el Cardenal cuando va saludando uno a uno a los diez niños y niñas que esta tarde se han reunido para hablar con él en Cáritas Madrid. Hay nervios e ilusión en sus miradas. Propicia este encuentro la llegada de un tiempo donde queremos encender la curiosidad de la infancia con otra luz: la de la Navidad.

Como los pastores de Belén, arremolinados en torno a una hoguera que les dé luz y calor, se agrupan hoy alrededor de don Carlos, Diego, Gael, Javier, Kayatu, Mariana, Kevin, Patrick, Miguel, Kendrick y Sofía. También hay —como entonces— un belén cerca, este es un belén con coloridas figuras de tela, con una Virgen María y un San José que contemplan —como lo hace el Cardenal con los niños y las niñas— al Niño Jesús con admiración y amor. Es el belén, dice el Cardenal cuando le preguntan, la tradición navideña que más le gusta —aparte de comer turrón, comenta divertido— «porque me hace recordar que Dios ha venido a este mundo, en un portal, sin grandezas, con José y María como padres». En el portal de Belén, observan los niños, están también el Ángel, los Reyes Magos y los pastores, todos tienen cabida, todos tan necesarios para cambiar el mundo.

«Solo con el Amor las personas cambian»

Los pastores eran en la época de Jesús, les cuenta don Carlos, «personas muy humildes, que tenían muy poco, muy necesitadas de alguien que las quisiera de verdad y eran, en muchos casos, poco de fiar». Y, entonces, —le pregunta uno de los niños— ¿por qué Dios los escogió a ellos para que fuesen los primeros en ir a ver al Niño? «Porque es la gente sencilla, quien menos tiene, quien más necesita ser acogida y que alguien le abra el corazón; por eso Jesús, al acercarse, les demostró que confiaba en ellos y que los quería a pesar de todo, y eso cambió sus corazones».

«Los Reyes Magos representan a la diversidad de hombres y mujeres de la Tierra»,

responde el Cardenal cuando le preguntan quiénes eran, venidos de lugares diferentes, y cada uno de ellos diferente. «Lo que Dios nos viene a decir es que a Él lo necesitamos todas las personas, aunque algunos no sepan que lo buscan o quién es, porque todos queremos ser felices, incluido este cura que está aquí hablando con vosotros —dice mientras se señala a sí mismo y sonríe con humildad—.

«La gran riqueza de este mundo no está en tener, no, está en dar y compartir con los demás»

Así les dice don Carlos cuando hablan con emoción de esos regalos que los Reyes traerán el 6 de enero —también tan necesarios—. Pero son «los gestos concretos de atención hacia los demás los que cambian la vida de los hombres y el mundo», los que nos convierten a todos en un regalo.

«¿Qué significa que Jesús, un niño, nazca en un portal de Belén?»

«Que Dios se hace presente y nos envía a su Hijo, un niño más, como vosotros, que es lo más preciado que tiene, igual que vosotros sois lo que más quieren vuestros padres y madres, ¿no?». Así les explica el Cardenal el valor que tiene el Nacimiento de Jesús.

«Jesús introduce en nuestras vidas, con su ejemplo, una forma de hacer y amar diferente

Nos dice, ama al prójimo como a ti mismo, comparte, haz equipo, no dejes a nadie solo, ama a cada persona como es, perdona. Dios nos quiere siempre, aunque no siempre nos portemos bien, —y les confiesa— yo no siempre me porto bien, ¿y vosotros? —asienten traviesos e intercambian miradas cómplices».

«¿Te hubiese gustado estar en el Nacimiento de Jesús?»

«Sí, claro —ríe don Carlos—. A lo mejor no me hubiese enterado bien de quién era, porque llegó de una manera discreta y humilde». «¿Y qué les habrías dicho si hubieses visto a José y a María?». «Estaría un poco asustado, por la impresión, pero a su vez, pensaría: qué suerte tengo».

«La Navidad una época de alegría donde pasarlo bien».

Eso era para don Carlos la Navidad cuando era un niño como ellos. «Ahora, crecido en edad y sabiduría —dice el Cardenal sonriendo— os digo que la Navidad es el acontecimiento más grande que ha sucedido en nuestra historia». Y aclara: «Que Dios venga a esta tierra y que lo haga haciéndose hombre, y que pudiésemos conocerlo, hablar con Él y Él con nosotros, es lo más grande que ha acontecido». Don Carlos enfatiza con emoción: «Dios instaura en esta tierra una nueva manera de vivir, que no es por la fuerza, sino por amor, y nos enseña que “Solo con amor verdadero se resuelven los problemas de este mundo”».

«¿Cuál es el mejor recuerdo de su infancia que guarda de la Navidad?»

«Recuerdo a mis padres, entonces jóvenes —responde con nostalgia— y estar todos reunidos, mis tíos, hermanos, primos… Era muy bonito porque estábamos todos juntos en casa de mis abuelos, allá en mi tierra en Santander».

«La limpieza de vuestras miradas es el mensaje que hoy en día más necesita el ser humano

Este mundo será mejor o peor en función de lo que anide en vuestros corazones, porque tenéis una sensibilidad especial para descubrir quién os ama de verdad y para amar».

Este ha sido, como aquella madrugada del 25 de diciembre, un encuentro de paz donde han compartido, preguntado e, incluso, reído juntos. Y la tarde se ha teñido de magia y nos ha hecho recordar que «allí donde estén reunidos en mi nombre, estaré Yo».

«Me ha alegrado mucho estar con vosotros. De mi tiempo en la Diócesis de Madrid, este ha sido uno de los momentos más felices. Porque los niños tenéis el don de hacer mejores a las personas que os rodean».

Dice el Cardenal, antes de acabar el encuentro cantando juntos, «pero mira cómo beben los peces en el río…». Pero mira cómo brilla la luz de sus miradas.

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Revista Compromiso Solidario, diciembre 2022
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