Flores y rosquillas para sacar una sonrisa en medio de la dificultad
Cáritas Madrid 19 de Mayo de 2020Los mayores de la Residencia Fundación Santa Lucía de Cáritas Diocesana de Madrid continúan su confinamiento rodeados de gestos de cariño.
Los mayores de la Residencia Fundación Santa Lucía de Cáritas Diocesana de Madrid continúan su confinamiento rodeados de gestos de cariño.
Cáritas Madrid. 19 de mayo de 2020.- Cumplimos dos meses desde que se decretó, el pasado 14 de marzo, el estado de alarma y el confinamiento pesa. Cada familia sigue en su casa, la de la residencia de Cáritas Diocesana de Madrid, también.
Situada en Moratalaz, la Residencia Fundación Santa Lucía, es más que una vivienda para sus residentes. Y si eso es así es porque su equipo no deja de pensar en detalles que les recuerdan que son personas queridas.
Cualquier novedad hace que los días sean más llevaderos y que el ánimo se renueve, por eso, estos días en los que en Madrid celebramos la festividad de nuestro patrón San Isidro han sido especiales para los mayores que pasan allí el confinamiento, muchos de ellos sin salir de sus habitaciones para cumplir con las recomendaciones dadas por las autoridades sanitarias.
Un clavel, rosquillas y hasta mantones de manila han recordado a los mayores que este San Isidro ha sido diferente pero que siempre hay un motivo para sonreir y disfrutar de los detalles. El centro se decoró con guirnaldas pintadas por los residentes y la música que ameniza muchas de las tardes de este mayo en cuarentena sonó más castiza que nunca gracias a los chotis y las zarzuelas "cargadas" en los dispositivos mp3 donados para hacerles más llevadero el confinamiento. Son gestos que les recuerdan que aunque seguimos en nuestras casas, la caridad no ha cerrado en los proyectos de Cáritas Diocesana de Madrid.
Residencia de Cáritas Madrid: un verdadero hogar para los mayores
La Residencia de Personas Mayores de Cáritas Diocesana, Fundación Santa Lucía, forma parte del programa destinado a personas mayores que la organización tiene en Madrid. Ubicada desde hace trece años en el distrito de Moratalaz, el centro tiene capacidad para 70 personas, todas ellas internas, con mayor o menor grado de autonomía, y que aunque han llegado a la residencia por distintas vías, tienen en común el contar con escasos recursos económicos y apoyos sociales y familiares.
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