¿Cómo vemos a Dios en las personas que acogemos en las Cáritas parroquiales?

En el Encuentro se han reunido personas de los equipos de las Cáritas parroquiales del Arciprestazgo, contratadas y voluntarias. Ellas son la verdadera ‘puerta de entrada’ a Cáritas Madrid. Son el primer gesto de cariño, la primera sonrisa, la primera palabra de apoyo que encuentran las personas que, angustiadas o desoladas, acuden a pedir acompañamiento para volver a encaminar sus vidas, para tener esperanza, para salir adelante.

Jesús Cotorruelo, sacerdote coordinador del Arciprestazgo, ha presidido el encuentro, que ha tenido lugar en la parroquia Nuestra Señora de las Fuentes. En el encuentro, además de la Palabra, se ha presentado como símbolo de la acogida parroquial la Biblia, por ser “la palabra de Dios sabiduría y acogida”. Y es que la persona voluntaria que acoge está entregando su vida a los demás, está viviendo el Evangelio:  “Quién escucha mis palabras y las vive construye su casa como roca”.

Tras esta presentación cargada de simbolismo ha tenido lugar un espacio de diálogo en el que varias personas han dado su testimonio y han reflexionado acerca de cómo viven la acogida, cómo se sienten como voluntario o por qué hacen voluntariado.

¿Cómo vemos a Dios en las personas que acogemos?

Para responder se ha recordado cómo fue la acogida en la pandemia. Y se ha coincidido en que “solamente la acogida es plena desde la fe, para seguir el principio de ‘lo que hicisteis con uno de mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis’

¿Cómo ser voluntario de Cáritas?

Hay muchas formas de ser voluntario o voluntaria. Pero es cierto que el voluntariado de la acogida sigue a Jesús como modelo, “perdona, acoge, escucha a las personas vulnerables que han sido acompañadas”.
Un ejemplo de esta escucha y entrega ha sido Mª Carmen, voluntaria de Cáritas durante muchos años, que ha fallecido recientemente. “Ella dejó su vida, sus cosas, por los pobres. Ponía al otro por encima de sí misma”.

¿Por qué hacemos voluntariado?

Porque trabajamos para atender a las personas más vulnerables que nos necesitan, para escucharlas, aunque esa escucha a veces sea dolor; para darles nuestro tiempo, aunque nos quedemos sin espacio para nosotros. Porque es un compromiso y una satisfacción entregar lo mejor de uno mismo.

Esta entrega nos permite ver la evolución positiva de las personas acompañas. Somos testigos privilegiados de enfermedades que se curan, del abrigo que se ofrece a las familias, de los niños y niñas que crecen en igualdad y de quienes con ilusión comienzan a trabajar.

“Saber que se puede, quitarse los miedos, pintarse la cara color esperanza y tentar el futuro con el corazón”, con estas notas musicales flotando en el aire se ha cerrado la jornada, compartiendo experiencias y vivencias, y con la convicción de que queremos seguir estando “Cerca de las personas”.