En memoria de Javier Lerdo. “La Providencia favorecía nuestra amistad”

De ningún otro, como de él, puedo decir con tanta precisión que no tenía nada. Una discreta, pero condicionante enfermedad neurológica, lo había empujado a la marginación y durante muchos años fue un hombre sin hogar.

Por supuesto que las instituciones se habían ocupado de atenderlo, pero su trastorno le permitía elegir y una parte de su tiempo vivió en la calle, últimamente en el parque de la Fuente del Berro, su preferido, aquí en Madrid.

Tuve ocasión de conocerle y de hablar con él. Era educado, atento, comedido; recordaba perfectamente el nombre de las personas que le habían ayudado. Se despedía cada vez de mí con agradecimiento. Sólo algunas veces, me hacía ver que llevaba tiempo sin ir a visitarle, pero nunca me lo recriminó.

Lo que  más  le gustaba era caminar, prácticamente, lo hacía  todo el día.

Llegó a ser buen conversador, al principio nuestros diálogos eran de besugos, yo, que le había conocido en la residencia de “Nuestra Señora de Valvanera” para personas sin hogar con enfermedad mental grave y, un poco cohibida, tendía a hablar de más, de mis temas.

Poco a poco nos fuimos comunicando mejor, con mensajes cortos.  Nunca tocamos temas de actualidad ni de política. Prefería contarme los pequeños cambios que se producían en la calle, en la casa de en frente.  Las cualidades prácticas de los carritos de supermercados, maletas de ruedas y otros artículos de los que se había servido en el pasado.

Me habló también de su familia. Pude comprobar su pulcra dignidad y cómo por mucho que se cebe la suerte, aún hasta dejarnos solos, nos cuesta reconocer el infortunio.

La Providencia favorecía nuestra amistad; siempre que iba a verle lo encontraba. Por eso me alarmé después del verano, cuando por su cumpleaños, no pude hallarle en su rincón, bajo el puente y no apareció resto alguno de sus pertenencias.

Supe que había fallecido de una neumonía. Supe también que Dios conocía perfectamente su nombre y tenía ganas de ofrecerle pronto un parque frondoso, inimaginable.

Sobre Javier Lerdo

Javier Lerdo fue residente en el proyecto de salud mental de Cáritas Diocesana de Madrid, “Nuestra Señora de Valvanera”, desde el 2014 hasta mayo de 2019, donde lo conoció Asunción, voluntaria, que estuvo yendo a visitarlo, aún ya fuera de la residencia, hasta su fallecimiento, este pasado verano.