Domingo de Ramos: comienza la Semana Santa

Comenzamos en este domingo de Ramos la Semana Santa. Desde hace cinco semanas nos venimos preparando de modo especial para las grandes celebraciones que están a punto de tener su inicio. Hoy, cercana ya la noche santa de la Pascua, nos disponemos a inaugurar, en comunión con toda la Iglesia, la celebración anual de los misterios de la Pasión y Resurrección del Señor, que se iniciaron con su solemne entrada en Jerusalén.

Para nosotros, los cristianos, es una semana de recuerdos, de emoción, de reflexión y de compromiso en torno al mensaje de Jesús. 

Jesús en estos días nos mostrará su mensaje con el testimonio de su vida. Sus actuaciones y sus palabras son la consecuencia de toda su trayectoria. Celebrar la Semana Santa es contemplar a Jesús que nos sigue invitando a la conversión, al compromiso y a vivir empáticamente con Él todos y cada uno de los momentos de nuestras celebraciones.

La liturgia de este Domingo de Ramos nos hace sentir un contraste en nuestro interior: revivir la gloria de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y a continuación asistir espiritualmente a la pasión y muerte del Señor. Contraste que nos es fortuito. Expresa en síntesis y se anticipa a los diversos misterios que en esta Semana Santa se conmemoran.

PALABRAS DEL SANTO PADRE

La traición. Hagamos un examen de conciencia

“Jesús sufrió la traición del discípulo que lo vendió y del discípulo que lo negó. Fue traicionado por la gente que lo aclamaba y que después gritó: «Sea crucificado»”. El Papa Francisco nos pone delante de esta imagen para que pensemos en las traiciones pequeñas o grandes que hemos sufrido en la vida: “Es terrible cuando se descubre que la confianza depositada ha sido defraudada” dice el Papa, pues “nace tal desilusión en lo profundo del corazón que parece que la vida ya no tuviera sentido”. Francisco explica que esto nos sucede porque “nacimos para amar y ser amados” y es por ello que lo más doloroso es “la traición de quién nos prometió ser fiel y estar a nuestro lado”.

Ante esto, el Santo Padre invita hoy a que nos examinemos interiormente: “Si somos sinceros con nosotros mismos, nos daremos cuenta de nuestra infidelidad. Cuánta falsedad, hipocresía y doblez. Cuántas buenas intenciones traicionadas. Cuántas promesas no mantenidas”. Además – dice el Papa – “el Señor sabe que somos muy débiles e inconstantes, que nos cuesta levantarnos de nuevo y que nos resulta muy difícil curar ciertas heridas” y por eso  “nos curó cargando sobre sí nuestra infidelidad, borrando nuestra traición. Para que nosotros, en vez de desanimarnos por el miedo al fracaso, seamos capaces de levantar la mirada hacia el Crucificado, recibir su abrazo y decir: “Mira, mi infidelidad está ahí, Tú la cargaste, Jesús””.

CUESTIONARIO PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO

1.  ¿Qué me enseña estos textos de hoy respecto a mi actitud y comportamiento con respecto a mi persona y a los demás?

2.  ¿Por qué motivos querrías alabar hoy al Señor, que sigue viniendo a ti?

3.  «Tu rey viene a ti humilde y sentado en un asno?: ¿Qué implicaciones tiene para tu vida cristiana seguir a un Mesías humilde y sencillo?

4.  ¿Qué es lo que más te interpela del relato de la Pasión del Señor?

ORACIÓN

Dios, Padre bueno, esta semana es tiempo de gracias, 

es reclamo redentor de quien se entrega hasta el martirio,

es mensaje del amor que da sentido a la vida, 

es testimonio de un creyente que obedece hasta la muerte. 

Padre, gracias por tu amor y porque tus valores son alternativa a este mundo;

gracias por Jesús, maestro que se coloca a ras de suelo, 

que enseña la bienaventuranza de servir

y nos sorprende con la sabiduría de la cruz. 

Dinos, Padre, qué pasos hemos de dar para resucitar con Jesús, 

para ser hombres y mujeres nuevos, con calidad cristiana.