Destinados a navegar juntos para construir esperanza

21 de Septiembre de 2023

La realidad , hechos indiscutibles

La migración es un fenómeno dinámico y de perfil cambiante. Cada vez hay más personas en Madrid de origen extranjero, de perfiles muy diversos y heterogéneos. Hay personas que llegan solas, otras con sus familias, con estudios superiores o carreras profesionales, latinoamericanas o del este de Europa, huyendo del peligro o con el deseo de cambiar de rumbo. Desde finales de 2022, la población extranjera de la Comunidad Autónoma de Madrid es de casi 950 000 personas, un 14 % de la población total de la región.

Estos son los datos, pero qué ocurre a nivel cualitativo con las personas migrantes en nuestra diócesis: ¿cómo son recibidas?, ¿somos capaces de ver todo lo que nos aportan?

La realidad es que, ni son tan bien recibidas en su mayoría, ni somos conscientes del valor de la interculturalidad. A menudo oímos cómo se enquistan prejuicios hacia las personas migrantes del tipo: vienen a quitarnos el trabajo, no se integran porque no quieren, no tienen formación, reciben más ayudas sociales que nadie… y un largo etcétera de descalificativos que no se acercan ni de lejos al día a día de una persona migrante.

En la diócesis de Madrid el fenómeno de la migración se traduce en la extraordinaria vulnerabilidad de miles de personas extranjeras en situación administrativa irregular, quienes son, en su mayoría, al menos durante varios años, inexistentes para las administraciones públicas. Esto implica que vivan en una situación precaria, porque no pueden acceder a recursos públicos ni a un empleo digno ni homologar sus estudios, tener contrato de vivienda o, incluso, ni darse de alta para contratar un servicio telefónico. Todas estas dificultades hacen poco factible sus procesos de integración social.

En este limbo burocrático y social, consolidado por la falta de agilidad en las citas administrativas, se encuentran muchas de las personas que acuden a las Cáritas parroquiales buscando todo tipo de ayudas. A lo que se suman la desesperanza y el desgaste de su dignidad. No se sienten con ‘derecho a’. En el último año las familias atendidas por las instituciones de la Iglesia se han incrementado un 22 % —siendo el 78 % extranjeras—, y las acogidas parroquiales han apoyado a más de 42 215 familias. La desproporción entre las necesidades y los recursos que existen genera frustración e impotencia.

Este no conocer la realidad, este no querer ver, no solo nos aleja de lo que es la persona, nos aleja del deber como ciudadanos de garantizar que todas las personas, sean quienes sean y vengan de donde vengan, tengan derechos y merecen ser tratadas con dignidad. Y como miembros de la Iglesia de Madrid, nos alejamos del mandato del Evangelio expresado por el papa Francisco de acoger al migrante, de construir «un nosotros cada vez más grande» y de estar al lado y del lado de quienes más nos necesitan.

 

No repitamos el «los suyos no le recibieron » (Jn 1,11)

Un mirada y propuesta integradora debe partir de que las personas migrantes no son un problema, son personas que tienen problemas y, sobre todo, capacidades y posibilidades. Tampoco es el migrante una mercancía o mano de obra barata. La persona migrante es una más junto a quien navegar para construir espacios de solidaridad y fraternidad. Lo definía de una forma hermosa y reveladora nuestro arzobispo de Madrid, José Cobo: «Las personas migrantes son profetas del clamor de Dios que desnudan nuestras contradicciones y nos invitan a construir esperanza».

La respuesta a esta invitación es la acogida. Una acogida de brazos abiertos. La Iglesia de Madrid apela al deber de la hospitalidad (Populorum progressio 67) por razones humanitarias, y de estricta justicia y legalidad en materia de asilo y refugio. Evitemos repetir el «los suyos no le recibieron» (Jn 1,11) sin olvidar, como nos dice José Luis Segovia, el vicario episcopal para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación de la archidiócesis de Madrid, «que la nota que más caracteriza a nuestras comunidades cristianas es el acogimiento».

«El actual momento migratorio. Puntos Críticos y retos»

Este es el título del documento «ilusionante, esperanzador, crítico y autocrítico» que acaba de publicar nuestra Vicaría episcopal para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación de la Archidiócesis de Madrid. En él se reflexiona sobre la problemática que surge en torno a la migración y las posibles soluciones que precisan de la implicación y adecuada coordinación entre las tres administraciones públicas, la sociedad civil y la propia Iglesia, para facilitar la plena integración de las personas migrantes en la sociedad madrileña y garantizar los derechos humanos.

El documento es «una invitación» a la plena integración, para ello plantea en tres aparatados claves qué hacer para dar respuesta a las necesidades de las personas que llegan, cómo aumentar las capacidades de las personas desplazadas y cómo incidir más en sus derechos. E incluye una larga propuesta de acciones y planteamientos para realizar en cuanto a estas necesidades, capacidades y derechos de nuestros hermanos migrantes. Destacamos algunas:
• Añadir un acompañamiento mucho más comprehensivo e integrador social para dar respuesta a necesidades clave: información útil, orientación,  acompañamiento, cuando sea posible ayudas económicas, formación o acceso a recursos.
• Dar prioridad en los espacios formativos y de capacitación a las personas que están sin papeles.
• Generar espacios de encuentro e integración comunitaria en todos los niveles.
• Ofrecer a quien llega todas las posibilidades religiosas y humanas que se ofertan.
• Ir al relato de la normalidad, de lo cotidiano, de «esperábamos trabajadores, vinieron personas, queremos vecinos». Se trata de desmontar estereotipos y rumores, difundiendo mensajes positivos y mostrando buenas prácticas. Visibilizar que no estamos primando a un sector de población vulnerable (la extranjera) por numéricamente importante que sea, en detrimento de otra (la autóctona).
• Estudiar las posibilidades de contacto con las Iglesias de los países de origen, de cara a que ayuden allí a informar y «preparar», en muchos aspectos, la posible migración.
• Atender al problema de las solicitudes de asilo o refugio que se deniegan.

• Seguir-mejorar-replantear la incidencia sociopolítica.
• Mejorar en la capacidad de «intersección» con entidades civiles (también en las parroquias y los barrios) y con los servicios sociales cercanos a cada comunidad.
• Trabajar conjuntamente y crear espacios específicos de diálogo y trabajo entre la Delegación para la Pastoral de la Movilidad Humana, Cáritas Diocesana de Madrid y, en su nivel, la Mesa por la Hospitalidad.

DOCUMENTO

Documento "El actual momento migratorio. Puntos críticos y retos"

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