Desde mi rincón: "Inflación"

Suben los precios. Suben los carburantes. La carne y el pescado se disparan. El gas está imposible. La luz casi no alcanza. No llegamos para fruta. Esa cervecita y esas tapas se han convertido en un lujo. Suben el café, el aceite, el pan y la leche. Las bebidas no te quiero ni contar, se han puesto prohibitivas. Por no hablar del chocolate, los embutidos, el queso y los yogures. Todo sube. Puestos a subir: que suba el vecino a comer a casa; sube la escalera para visitar a esa abuelilla sola y enferma; sube los abrazos a tu mujer, a tu marido, a tus hijos; sube los detalles y la amabilidad con tus compañeros de trabajo; sube tu cuota de colaboración con los que no tienen ni luz, ni agua corriente, ni coche en el que echar gasolina; sube la ternura con la que miras y te acercas a ese hombre o a esa mujer que reposa entre cartones en un portal; sube el volumen de tu música para rezar una plegaria o agradecer lo que tienes; sube el silencio para empequeñecer las palabras y acrecentar la escucha; sube la pasión por lo que haces y ama como si no hubiera un mañana. Vienen tiempos recios, tiempos de inflación y de locura, de lucha, de escasez y de solidaridad. Pero «no sólo de pan vive el hombre» y así seguimos subiendo.