Cuarto domingo de Cuaresma. Domingo de la Alegría

Pilar Algarate 10 de Marzo de 2024

Lecturas: 2 Cro 36, 14-16.19-23 / Sal 136 /  Ef 2, 4-10/ Jn 3, 14-21

Estamos ya en el cuarto domingo de nuestro camino cuaresmal. Conocido como Domingo de la Alegría. La liturgia eucarística comienza con esta invitación: «Alégrate, Jerusalén...».

El evangelio de hoy hace una relectura del relato de las serpientes en el recorrido que hace el pueblo de Israel por el desierto en el libro de los Números (Nm 21, 4-9).

En este tiempo como aquella comunidad israelita caminamos por el desierto, espacio de silencio y soledad, para ir dejando que la experiencia de fe vaya configurando cada día nuestras opciones y acciones. “A veces pedimos a Dios que cambie nuestra situación sin saber que él nos puso en esa situación para cambiarnos”

El Papa en su encíclica Fratelli tutti nos invita a un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear la vida aisladamente. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos.

Evangelio según Juan 3, 14-21

Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios. Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».

Preguntas para la reflexión

1. Déjate mirar. Hay que tener valor para mirar la cruz, las cruces, incluso las propias. Jesús nos invita a no tener miedo a la luz que ilumina toda esa realidad, y descubrir que la luz se hace, el Reino de Dios se hace real, desde la gratuidad, el don y la hospitalidad.

2. Escuchamos la canción “Canción para mirar urgente“ de Salomé Arricibita

Oración. Habla la vida

Habla la Vida, no en palabras ni versos, no en poemas ni cantos, no en susurro, no en grito.

Habla, primero, al abrazar al herido y dar agua al sediento, al partirte un poco la espalda para cargar con los abatidos (¿quién, si no, tirará de ellos?)

Habla la Vida, en el perdón sincero, en el respeto, en un amor de hermano, de amigo, de amante eterno en la mesa dispuesta para saciar al hambriento.

Si la Vida calla, el poema, el grito, el canto… es verbo hueco. Pero si cantan las obras, si recita el gesto, si grita la vida, eso es evangelio.

José María R. Olaizola, sj

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