Carta del director: “Acabamos un año difícil inundados de la Esperanza"

Acabamos un año difícil inundados de la Esperanza que nos  ha dejado este tiempo de Adviento y con los ojos puestos en el Portal  de Belén. Vemos a José, hombre recto (Mt 1,19), a María, la esclava del  Señor (Lc 1,38), acunando al Jesús, Hijo único del Padre lleno de amor  y lealtad (Jn 1, 14). Este tiempo de luz en el que nos adentramos nos  ayuda a vivir de una nueva manera, con una nueva forma de entender  y estar en el mundo, un mundo de paz y esperanza que solo es posible gracias a la «bondad de Dios».

Es un hecho que comenzábamos el año con la alargada sombra de la guerra de Ucrania, que ha apagado la luz del entendimiento humano, una guerra inútil e injusta, como todas, que ha traído incertidumbre y  dolor a miles de familias. 
 

Por otro lado, no eran halagüeños los datos que recogía el último informe FOESSA, que arrojaban luz sobre la realidad social que nos rodea,  aunque esta sea una realidad que algunos prefieren dejar en penumbra porque la exclusión crece y las desigualdades se acrecientan.

Y a oscuras siguen, después de dos años sin luz, las familias de la Cañada Real, lo que las obliga a pasar un invierno frío, sin poder calentarse o ducharse con agua caliente, o estudiando a la luz de una vela. Pero, sin duda, también ha habido en estos doce meses muchas luces y buenos gestos que nos animan a seguir trabajando por un mundo más justo y solidario. Son los gestos que cambian la vida de las personas,  tales como los de la Mesa por la Hospitalidad con sus acogidas parroquiales a migrantes, el proyecto Esperanza de las Adoratrices, Bocadillo Solidario, los comedores sociales, las distintas acciones de Cáritas, y tantos otros proyectos que llenaríamos toda la revista solo citándolos. 

En todos ellos vemos la acción del Espíritu y para todos, el regalo del Amor que estamos celebrando en torno al misterio de Belén. El don de la fe nos hace ser capaces de ver a Dios en el otro, y así,  actuar con el estilo de Jesús. De esta forma lo entendemos en Cáritas Diocesana de Madrid cuando acompañamos a las personas que llaman  a nuestra puerta, quienes en su mayoría «se han quedado a oscuras» sin empleo o vivienda, sin recursos o en soledad. Las acogemos, las acompañamos y les ofrecemos nuestros recursos, pero sobre todo, lo único que puede iluminar sus vidas plenamente, el Amor, «Solo el Amor lo ilumina todo». 

Damos gracias a Dios por tanto bien recibido a lo largo del año que ahora terminamos y le pedimos que nos ayude en nuestra tarea porque queremos ser luz y alumbrar nuevos caminos de esperanza, a su modo. 
¡Feliz Navidad!
 

Luis Hernández Vozmediano 
Director Diocesano de Cáritas de Madrid