Antonio, el amor que acompaña

Antonio Jiménez es sociólogo especializado en el ámbito de la discapacidad y aplicación de políticas sociales. Cuando se jubiló hace ya dos años decidió poner cara y ojos a las situaciones de exclusión y, siguiendo el ejemplo de su mujer, voluntaria de Cáritas Madrid en Cañada Real, se unió a un equipo que a día de hoy cuenta con más de cincuenta personas voluntarias.

Empezó en septiembre de 2020, en plena pandemia, dos meses antes de que la Cañada fuera sumida en la oscuridad total. Trabaja en apoyo y refuerzo socioeducativo a niñas y niños de entre once y trece años, hijos de familias en exclusión social atendidas en el Sector 6 donde Cáritas Madrid desarrolla su intervención. Cuando se consumó el apagón de Cañada Real, Antonio pasó de la indignación por la situación, a la incredulidad por la incapacidad de las instituciones para solucionarla, y al asombro por la increíble resiliencia que mostraban las y los vecinos del barrio.

Reconoce que fue emocionante ver a la gente organizándose para salir adelante, o ver cómo empezaron a aparecer placas solares, algunas con el apoyo de Cáritas. Pero lo que le da más fuerza es la relación con la gente de allí, personas entrañables con una gran capacidad de sobreponerse. «¿Cómo me voy a derrumbar yo si no se derrumban ellos? Llorar por las esquinas y Antonio, el amor que acompaña quedarse quieto no ayuda, acompañarlos y ayudarlos a hacer los deberes, contarles cosas que todavía no han visto y no conocen, sí».

El amor de Antonio acompaña e ilumina las tardes oscuras de un grupo de niños de Cañada Real. Allí no hay suministro eléctrico, pero dice que la luz entra a raudales. Él, que es muy aficionado a la fotografía, lo explica con especial sensibilidad. «Es la luz de la resiliencia, la luz del que lo tiene todo en contra y es capaz de salir adelante no solo por sobrevivir, sino por formarse, por prepararse para el futuro. Es algo que te impresiona, porque lo que hace la luz es revelarte cosas, permitirte ver, ampliar horizontes. Los fotógrafos sabemos que cuando más se percibe la luz es cuando esa luz está en la oscuridad, si la luz te llega por todas partes, la imagen se desvanece, pierde los contrastes que modelan las formas y las figuras. Cuando estoy con los niños de la Cañada, los momentos de camaradería entre ellos, cuando uno se te abraza para agradecerte que le has explicado algo que no comprendía, esas cosas te tocan más por las sombras, por la oscuridad, por lo que estás viviendo allí». Más que tocarlo, esas cosas a las que se refiere Antonio lo han cambiado por dentro, lo han hecho mejor persona. Hasta tal punto, que él mismo es luz: un cálido resplandor en medio de la oscuridad y la injusticia.