"Vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme” Mc 10, 17-30

Pilar Algarate 13 de Octubre de 2024

Lecturas del Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario: Primera lectura: Sab 7, 7-11; Segunda lectura: Heb 4, 12-13; Evangelio: Mc 10, 17-30

Lectura del Evangelio según san Marcos 10, 17-30

Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre». Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud». Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme». A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!». Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios». Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo». Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros». 

Palabras del papa Francisco

«¿Qué haré para heredar la vida eterna?», es decir, la felicidad (v. 17). «Vida eterna» no es sólo la vida del más allá, sino que es la vida plena, realizada, sin límites. ¿Qué debemos hacer para alcanzarla? La respuesta de Jesús resume los mandamientos que se refieren al amor al prójimo. A este respecto, ese joven no tiene nada que reprocharse; pero evidentemente la observancia de los preceptos no le basta, no satisface su deseo de plenitud.  (…) Sólo acogiendo con humilde gratitud el amor del Señor nos liberamos de la seducción de los ídolos y de la ceguera de nuestras ilusiones. El dinero, el placer, el éxito deslumbran, pero luego desilusionan: prometen vida, pero causan muerte. El Señor nos pide el desapego de estas falsas riquezas para entrar en la vida verdadera, la vida plena, auténtica y luminosa.  (Ángelus, 11 de octubre de 2015)

Para la reflexión

-¿Qué significa para ti la riqueza en el contexto de tu vida diaria?

-¿Cómo interpretas la invitación de Jesús al joven rico para que venda todo lo que tiene y lo dé a los pobres?

-¿Qué obstáculos encuentras en tu camino para seguir a Jesús de manera más plena?

-¿Qué significa para ti la frase “para Dios todo es posible”?

Oración para seguir a Jesús con generosidad

Señor Jesús,
Tú que miraste con amor al joven rico y le invitaste a seguirte,
ayúdame a desprenderme de todo lo que me aleja de Ti.
Dame la gracia de reconocer las verdaderas riquezas
que se encuentran en el amor y el servicio a los demás.
Que no me aferre a los bienes materiales,
sino que busque siempre el tesoro eterno en el cielo.
Fortalece mi fe para confiar en que, con Dios, todo es posible.
Amén.

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