María, española, 34 años

Es artista grafitera, y vive de ello desde que tenía 24 años. Considera que quizás su caso no es tan grave como otros, “me siento mal pidiendo ayuda, porque hay gente peor que yo”. Pero al final ha tenido que pedir ayuda. Fue tras quedarse embarazada y no contar con una red familiar que la apoyase. Ha sido siempre muy independiente, con 18 años se fue de casa. Llegó a Madrid desde Extremadura, y pese a romper sus lazos familiares – su madre está enferma- ha contado con amigos. Es sociable, pero sabe que “tus amigos no te pueden sostener todo el tiempo”.

Con el embarazo no podía trabajar, y sin ingresos no podía tampoco alquilar la habitación, pero le costó contactar con los Servicios Sociales, “no sé pedir ayuda, me considero fuerte”. Nos cuenta “me ha fallado la familia”, a quienes no ha necesitado “económicamente, pero sí anímicamente”. Por suerte tenía una red de amigos que le recomendaron pedir ayuda. Así paso del centro CEDIA Mujer al Hogar Santa Bárbara, un recurso de Cáritas Madrid para madres solas, donde ha nacido su hija.

Para ella su embarazo, aunque no fuese en las mejores condiciones, ha sido una oportunidad para tener su propia familia, la que había perdido. Por eso decidió seguir adelante.

“No soy creyente, y nunca pensé dar gracias a la Iglesia, pero la verdad, me ha salvado. Agradezco poder crear un vínculo con mi hija, y poder descansar, no había descansado en años”.

Ahora necesita estabilidad económica, para sacar adelante a su hija por sí misma, haciendo lo que le gusta y da sentido a su vida, el arte, “que me hace sentirme especial y libre”. De hecho, su hija se llama Montana, como la marca de las pinturas que usa. Tiene a Montana, tiene amigos, “personas que me inspiran a ser mejor”.

El suyo es un caso de una familia monoparental sin vivienda fija.

Campaña de Personas sin Hogar 2023