Sexto Domingo de Pascua: "La paz les dejo, mi paz les doy"

Pilar Algarate 25 de Mayo de 2025

Lecturas del día: Hechos de los Apóstoles 15,1-2.22-29. Sal 66,2-3.5.6.8. Apocalipsis 21,10-14.21-23. Evangelio según san Juan 14,23-29.

El texto que nos propone el evangelio lo encontramos en la primera parte del libro de la Pasión, en los llamados discursos de despedida (Jn 13-17). Jesús va a partir hacia el Padre a través de la entrega de su propia vida, pero esta partida no debe ser causa de desolación o temor, pues Jesús retorna al Padre pero volverá (Jn 14,28). En este estado de transición, Jesús hace una serie de promesas a sus discípulos:

La presencia de Dios en nosotros, que la tradición cristiana ha denominado inhabitación. Dios no habita en un templo, ni en un monte, ni en un santuario, sino que habita en el corazón de cada uno de nosotros. Ya no estamos solos, una presencia nos habita. Pero el hecho que Dios nos habite no significa que nos encontremos con él. Para ello hemos de recorrer el camino hacia nuestra propia interioridad. En medio de este mundo de ritmo tan vertiginoso, no solo por el trabajo sino por el exceso de actividades, relaciones, información, podemos no ser conscientes de este regalo. Necesitamos «ordenar» nuestra vida, cuidar lo esencial y poner en segundo plano lo demás; darnos tiempo de silencio y sosiego para poder recorrer los itinerarios hacia los territorios esenciales de nosotros mismos y ahí encontrarnos con el Dios de la vida.

El Espíritu, nuestro tiempo es el tiempo del Espíritu. Él hace que la Palabra de Dios en nuestro corazón se vuelva viva y vaya transformando nuestra vida. Él nos consuela en nuestras aflicciones y sufrimientos; Él nos ilumina especialmente cuando nuestra vida se ve inmersa en crisis o encrucijadas. Él nos fortalece en nuestras debilidades. «Cuando decimos que el cristiano es un hombre espiritual nos referimos justamente a esto: el cristiano es una persona que piensa y actúa según Dios, según el Espíritu Santo. Y nosotros, ¿pensamos según el Espíritu? ¿Actuamos según el Espíritu? O ¿nos dejamos guiar por tantas otras cosas que no son el Espíritu?».

La paz es otro de los regalos recibidos por Jesús, ya presente en la bendición del Señor del Libro de los Números: «Que el Señor te conceda la Paz» (Nm 6,26). Pero este regalo tan preciado, que nos equilibra interiormente y armoniza nuestras desarmonías, conlleva también una tarea, construir la paz a nuestro alrededor, en nuestra sociedad, en nuestro planeta. Sin olvidar que la justicia y la paz van de la mano: «La justicia y la paz se besan» (Sal 84). Por eso, para que la paz pueda habitar es necesario que previamente habite la justicia. En consecuencia, hemos de trabajar en la promoción del bien común, en la defensa de la vida, la dignidad y los derechos fundamentales del ser humano, en el cuidado de la casa común, si queremos que la paz acampe en nuestro mundo. «Si quieres la paz, lucha por la justicia» (Pablo VI).

Lectura del Evangelio

San Juan 14, 23-29.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. La palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.

La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: ‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean”.

Preguntas para la reflexión

  • ¿De qué manera experimentas la presencia de Dios en tu vida cotidiana?
  • ¿Qué puedes hacer para hacer más espacio a esa presencia y no dejar que el bullicio del mundo te la oculte?
  • ¿En qué momentos de tu vida has sentido que el Espíritu Santo te guiaba, te fortalecía o te iluminaba?
  • En tiempos de dificultad o crisis, ¿cómo puedes abrirte más al consuelo y la luz del Espíritu?
  • ¿Cómo puedes hacer de la acción del Espíritu Santo una parte más activa de tu vida diaria?
  • ¿Qué significa para ti la paz que Jesús nos deja? ¿Es solo un estado interior o también algo que debemos construir en el mundo?
  • En tu entorno cercano (familia, trabajo, comunidad), ¿cómo puedes ser un agente de paz y justicia?
  • ¿Qué significa para ti la afirmación de Pablo VI: "Si quieres la paz, lucha por la justicia"?

Oración

¿Quién regará las posibilidades, si se seca la imaginación?
¿Quién anunciará el baile si perdemos las ganas de vivir?
¿Quién tocará la música que nadie compone?
¿Cuándo habrá tiempo para el amor verdadero?
¿Dónde habitará la justicia, si en nuestra tierra acampa la fuerza?
¿Cómo escuchar a un Dios silenciado?
¿Quién reavivará tanta compasión adormecida?
¿Cuándo saldremos de la celda?

La puerta está abierta.

Es hora de que los soñadores silencien a los falsos profetas.
Hay que volver a danzar, trenzando a nuestro paso
guirnaldas de verdad desnuda.
Que el cantor se quite la mordaza y la prudencia,
que ha de encontrar la forma de gritar la buena noticia a todos, a cada uno.
Es la hora del buen pastor. Es tu hora.

José María Rodríguez Olaizola, sj

#SextoDomingodePascua
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