Se nos invita a confiar en la luz que nace en lo frágil. IV Domingo de Adviento
Pilar Algarate 21 de Diciembre de 2025Lecturas del cuarto Domingo de Adviento: Isaías 7, 10-14; Salmo 23, 1b-6; Romanos 1, 1-7; Mateo 1, 18-24
Llegamos al último domingo de Adviento, a las puertas de la Navidad. La Palabra nos muestra a José en un momento de desconcierto, miedo e incertidumbre… pero también de confianza profunda. Frente a lo inesperado, José elige abrirse a Dios, escucha la voz del ángel y permite que la luz entre en su vida.
Por eso hoy encendemos la vela blanca, la vela de Cristo, la luz plena que ilumina toda sombra. Esta luz nos invita a confiar cuando la realidad nos sobrepasa, a poner la vida en manos de Dios y a descubrir que Él se hace presente precisamente en lo que parece más frágil.
En este domingo queremos mirar especialmente a las familias migrantes, que viven esa misma experiencia de José: incertidumbre, desarraigo, búsqueda de seguridad, caminos difíciles que requieren valor y confianza. Muchas comienzan de cero, lejos de su tierra, cargando con historias de dolor y esperanza.
En Cáritas lo vemos cada día: cuando una familia migrante encuentra acogida, escucha, orientación y un lugar donde recomenzar, la confianza renace. Allí, en ese encuentro, Dios se hace presente. Allí brilla una luz que no se apaga.
Nuestro vídeo de Adviento —“Semillas de Luz: la esperanza nace cuando caminamos juntos y juntas”— nos invita a reconocer esa presencia de Dios en quienes llegan a nuestra comunidad buscando un nombre, un hogar y una oportunidad.
José acogió a María y al Niño. También nosotros y nosotras estamos llamados a acoger, acompañar y abrir espacio para que la vida nueva pueda nacer.
Encendido de la cuarta vela de la Corona de Adviento (Pincha para descargar)
Encendemos la vela blanca, signo de la luz de Cristo. Pedimos que esta luz fortalezca la confianza de todas las personas que comienzan de nuevo lejos de su hogar, especialmente las familias migrantes. Que Cristo ilumine sus caminos y nos haga comunidad acogedora, fraterna y valiente.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas
Mateo 1, 18-24
La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Preguntas para la reflexión
- ¿Qué situaciones de mi vida me invitan hoy a confiar más en Dios?
- ¿Cómo puedo acoger mejor a quienes llegan desde otros países buscando seguridad?
- ¿Qué luz nueva quiere Dios encender en mí antes de la Navidad?
- ¿Qué me enseña la fe y la fortaleza de tantas familias migrantes?
Oración
Señor Jesús,
en este último domingo de Adviento
enciendes en nosotros y nosotras la luz de la confianza.
Te pedimos por todas las familias migrantes
que buscan un hogar, un nombre y una vida segura.
Que encuentren comunidades que acogen,
manos que acompañan,
y caminos donde su esperanza pueda crecer.
Haz de nuestra Iglesia un hogar abierto,
y de nuestra vida una semilla de luz
para quienes más lo necesitan.
Amén.
Lecturas de la semana
- L, 22D: Lucas 1, 46-56
- M, 23D: Lucas 1, 57-66
- M, 24D: Lucas 1, 67-79
- J, 25D: Lucas 2, 1-14
- V, 26D: Mateo 10, 17-22
- S, 27D: Juan 20, 1a.2-8