Pisando barro, escuchando el río, abrazando la vida: la familia de Cáritas en La Hiruela, con motivo del Día de la Tierra
Pilar Algarate 27 de Abril de 2025Con motivo del Día de la Tierra, más de 135 personas de distintos proyectos y vicarías de Cáritas Diocesana de Madrid se han reunido este sábado en La Hiruela para celebrar una jornada de encuentro, cuidado de la naturaleza y celebración de la vida.
Personas de proyectos como CEDIA, Nazaria Baja a la Calle, Concepción Jerónima, Casa de Acogida Nuestra Señora de Valvanera, el proyecto de menores de la parroquia de la Sagrada Familia, de la zona de la Sierra Norte, el párroco de Horcajuelo y de distintas vicarías, han disfrutado de una ruta de senderismo entre paisajes únicos, donde el caminar juntas y juntos nos ha permitido reconectar con la tierra, pisar barro, escuchar el sonido del río y maravillarnos ante los colores de la primavera.
Al recorrer los senderos, los sentidos se han abierto a la belleza de lo sencillo: el agua que fluye, el rumor del viento entre los árboles, la riqueza del paisaje que invita a la contemplación y al cuidado. Como expresaba una de las personas participantes: “Ha sido un regalo poder caminar despacio, disfrutar de la tranquilidad del campo y encontrarnos con tantas personas que, como nosotros, buscan compartir vida y esperanza”.
Tras la caminata, compartimos una comida fraterna, fortaleciendo los lazos que nos unen como familia de Cáritas. El día concluyó con la celebración de la Eucaristía en la parroquia de San Miguel Arcángel de La Hiruela, en un ambiente especialmente emotivo, coincidiendo con el funeral del papa Francisco.
Durante la homilía, el párroco Fernando, de los Clérigos de San Viator, recordaba que “en el funeral del papa Francisco había pobres, personas sin hogar, personas vulneradas, las mismas personas a las que él quiso siempre acompañar y defender”. Y añadía: “El espíritu de Jesús que acompañó al papa Francisco también está en nuestro corazón. Cada una y cada uno de nosotros podemos ser fuertes y capaces de seguir construyendo un mundo más justo y fraterno”.
El grupo de la parroquia de la Sagrada Familia compartía también su agradecimiento, destacando que el día fue “una oportunidad preciosa de compartir y acompañarnos, una experiencia que nos dejó con ganas de repetir”. Valoraron especialmente “la caminata y el juego, la belleza de la naturaleza y el río, que nos trajo recuerdos de otras tierras como Perú, la Eucaristía que nos hizo sentir que, con cada pequeño gesto, ayudamos a construir un mundo mejor, y que, por encima de las dificultades, podemos resucitar como Jesús y ser fuertes gracias a la comunidad”. Como resumían con cariño: “Se nos quedó corto”.
Esta jornada ha sido un bonito testimonio de esperanza, comunión con la naturaleza y compromiso con las personas más vulnerables, celebrando juntas y juntos el don de la vida y de la tierra que habitamos.