VOLUNTARIOS Y VOLUNTARIAS QUE HACEN QUE “SURJA LA LUZ” PARA LAS PERSONAS SIN HOGAR

“Hospedar a los pobres sin hogar, es la apuesta de esperanza que el profeta Isaías hace en la Sagrada Escritura”, siguiendo esta premisa han abordado el sinhogarismos los 41 voluntarios y voluntarias de las parroquias de la zona de Quintana y el barrio de la Concepción, quienes se han reunido en este encuentro del trimestre.

En dicho encuentro han reflexionado acerca de la “situación tan deshumanizada de las personas sin vivienda”. Así, han surgido algunas claves de cara a sensibilizar sobre la situación de sin hogar, y sobre los proyectos que desde Cáritas Vicaría II se llevan a cabo para acompañar a las personas sin hogar.

De estas claves destacamos:

apoyar el cambio de modelo socioeconómico impetrante en nuestra sociedad;
desarrollar la dimensión profética de la Caridad, denunciando aquellas situaciones de vulneración de derechos humanos;
trabajar para que el actual sistema de protección público no sea un laberinto para las personas sin hogar;
pedir que los medios de comunicación informen de estas realidades sin prejuicios ni estigmas hacia estas personas;
avanzar en una sociedad de cuidados, donde nos protejamos mutuamente y cuidemos lo que nos es común: entorno, relaciones, derechos;
recuperar los valores de la justicia, la fraternidad, la empatía, en el día a día donde nos movemos;
contar lo que hace Cáritas Madrid para las personas que no tiene vivienda;
concienciar en los grupos parroquiales, los centros educativos para que nadie quede sin hogar;
y crear espacios de trabajo en red con otras entidades y sensibilidades.

Estas son algunas propuestas del grupo de voluntariado para trabajar en la zona. Así, como nos citan, “surgirá en nuestras vidas la luz que como aurora en amanecer, despeje las tinieblas, las noches oscuras y heladas de las personas que están a la intemperie en su dignidad. Hijos del viento que son hermanos nuestros y ciudadanos con derechos”.

Y es que son precisamente las personas voluntarias de Cáritas Diocesana esa luz que acompaña a las miles de familias vulnerables que acuden a nuestras parroquias cada año. Hablamos ya de más de 9.000 personas que dan su luz de manera desinteresada por la mejora social.