“No podemos, no queremos, no debemos quedar callados”: monseñor Vicente Martín pide el cierre de los CIE y alternativas más humanas
4 de Octubre de 2025“Nuestra Vigilia es oración, silencio, presencia y denuncia. Para mantenernos despiertos/as, junto a quienes sufren detrás de los muros”, afirmó monseñor Vicente Martín, obispo auxiliar de Madrid, durante la Vigilia por las personas internadas en los CIE: espacio de deshumanización’, uno de los actos centrales de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, organizada por la Mesa por la Hospitalidad y numerosas entidades sociales y eclesiales.
En sus palabras, el obispo denunció que los Centros de Internamiento de Extranjeros “se están convirtiendo en lugares deshumanizadores donde se priva de libertad a las personas migrantes, muchas de ellas con arraigo, familia y trayectorias de inclusión en España”. Criticó que la vida en su interior se reduce a “la rutina de las rejas y las restricciones”, donde “se limita la comunicación con el exterior, se obstaculizan las visitas, la atención sanitaria es insuficiente y la salud mental se deteriora”.
Frente a esta realidad, insistió en que “la dignidad y la condición de hermanas y hermanos que caminamos juntos nunca se pierde”. Y subrayó: “Detrás de cada número hay una persona con rostro e historia, con miedo, esperanza y derechos”.
Martín fue tajante: “No podemos, no queremos, no debemos quedar callados”, reclamando de nuevo el cierre de los CIE y el diseño de alternativas que sean “más humanas, justas y hospitalarias”. Además, expresó su apoyo a la Iniciativa Legislativa Popular por la regularización extraordinaria de personas migrantes, todavía pendiente de debate en el Parlamento.
El obispo también defendió la necesidad de un Pacto Nacional de Migraciones que reúna a todas las fuerzas políticas para conjugar “dignidad humana, bien común, seguridad y responsabilidades compartidas”. En ese sentido, pidió superar los discursos ideológicos y apostar por “una cultura del diálogo y del encuentro que ayude a despolarizar y desideologizar este asunto”.
En un mensaje de esperanza, destacó que los migrantes y refugiados “son mensajeros de esperanza, testigos valientes y perseverantes que desafían la desesperanza”, y pidió reconocer su presencia “como una verdadera bendición de Dios”.
Finalmente, agradeció la labor de las entidades convocantes y de tantas personas que, con su compromiso y oración, “reivindican otra manera de hacer política migratoria, buscando el encuentro y construyendo una sociedad más cohesionada donde se respeten los derechos y la dignidad de todas las personas”.
Un programa cargado de símbolos y compromiso
La Vigilia se abrió con una batukada y la presentación de Javi Baeza, párroco de San Carlos Borromeo, quien recordó que “alzamos la voz con el lema CIE: espacio de deshumanización para hacer oración y visibilizar nuestro apoyo a las personas internas en los CIE”.
El acto incluyó:
- La lectura del Levítico (19, 33-34), proclamada por el delegado diocesano de Migraciones, que recuerda: “Como a uno de vosotros trataréis al extranjero que habite entre vosotros”.
- Una teatralización de tres momentos de deshumanización (identificación policial, internamiento y deportación), que reflejó las vivencias reales de muchas personas en el CIE de Aluche.
- Testimonios reales de internos y de voluntariado, leídos por representantes de Pueblos Unidos y de la pastoral de CIE.
- Un manifiesto final con propuestas dirigidas a las administraciones, el poder judicial, los grupos políticos y la sociedad civil, reclamando la revisión del modelo de internamiento y políticas migratorias más humanas.
- Momentos de silencio orante y música, que marcaron la dimensión espiritual y comunitaria de la Vigilia.
El acto concluyó con una nueva batukada, símbolo de resistencia, alegría y esperanza compartida.