León XIV inicia su pontificado con una llamada a la fraternidad universal y al compromiso con las personas más vulnerables

Pilar Algarate 18 de Mayo de 2025

El nuevo pontífice pone el amor y la justicia social en el centro de su ministerio, recordando la herencia del Papa Francisco y apelando a una Iglesia en salida

En la celebración con la que comenzó su ministerio como obispo de Roma, León XIV dirigió un mensaje que resonó profundamente entre las personas presentes: la Iglesia debe ser fermento de unidad y compromiso con quienes sufren. Miles de fieles, entre ellas muchas personas vinculadas a organizaciones sociales y comunidades de base, abarrotaron la Plaza de San Pedro para escuchar las primeras palabras oficiales del sucesor de Francisco.

“Caminemos juntos como un solo pueblo, todas las personas como hermanas y hermanos, hacia el Dios que nos invita a construir una sociedad más justa”, proclamó León XIV. Su mensaje estuvo impregnado de referencias a la opción preferencial por las personas empobrecidas, una línea que conecta con el trabajo que realizamos diariamente en organizaciones como Cáritas.

Una Iglesia que escucha el clamor de los excluidos

Evocando la figura del apóstol Pedro, el nuevo Papa subrayó que la misión evangelizadora solo cobra sentido cuando nace de la experiencia del amor incondicional: “El ministerio que hoy iniciamos está marcado precisamente por este amor preferencial hacia quienes la sociedad descarta”, afirmó con contundencia.

En un mundo marcado por profundas desigualdades, León XIV hizo un llamamiento a que la comunidad eclesial sea “testimonio vivo de acogida y hospitalidad”. Sus palabras resonaron especialmente entre quienes trabajamos acompañando a personas migrantes, en situación de calle o afectadas por la exclusión socioeconómica.

Gratitud hacia la herencia de Francisco

El recuerdo del Papa Francisco estuvo muy presente durante toda la celebración. “Hemos vivido un tiempo especialmente intenso. El fallecimiento del Papa Francisco ha conmovido no solo nuestros corazones sino también los de millones de personas que vieron en él un defensor de las periferias”, recordó León XIV.

Las organizaciones sociales vinculadas a la Iglesia encontramos en Francisco un impulso renovado hacia el compromiso con las personas más vulnerables. Su sucesor parece querer continuar este camino, subrayando la importancia de una Iglesia que se mancha con “el barro de los caminos”, como solía decir su predecesor.

Un liderazgo al servicio de la comunión

Con transparencia, el pontífice compartió cómo el Colegio Cardenalicio, formado por hombres “con historias personales y caminos distintos”, discernió en oración al nuevo sucesor de Pedro. “Hemos puesto en manos de Dios el deseo de elegir a alguien capaz de custodiar el patrimonio de la fe y, simultáneamente, de mirar más allá de lo establecido”, señaló.

Para quienes trabajamos en entidades sociales, este “mirar más allá” resulta fundamental: implica no conformarse con respuestas asistencialistas, sino buscar transformaciones estructurales que devuelvan la dignidad a todas las personas, independientemente de su género, origen o condición.

Crear espacios de encuentro y diálogo 

León XIV expresó su anhelo de que la comunidad eclesial sea “signo de unidad y comunión”, trabajando como fermento para un mundo reconciliado. Frente a las heridas provocadas por el odio, la violencia y la exclusión, el Papa hizo un llamamiento a construir espacios de encuentro y diálogo, “sin caer en las tentaciones del poder o del individualismo que tanto daño causan a nuestras sociedades”.

Este mensaje resuena especialmente en nuestro trabajo cotidiano en Cáritas, donde constatamos cómo las dinámicas de exclusión generan sufrimiento en tantas familias y comunidades. El nuevo pontífice parece apostar por un modelo de Iglesia que prioriza el encuentro y el acompañamiento por encima de estructuras rígidas.

Llamada a la acción social transformadora

“Si la caridad prevaleciera en nuestras estructuras sociales, ¿no se extinguirían rápidamente todas las desigualdades?”, se preguntó León XIV evocando a su predecesor León XIII, autor de la primera gran encíclica social. Con la fuerza del Espíritu, invitó a toda la comunidad creyente a ser “fundamento del amor de Dios, señal de unidad, misionera y con los brazos abiertos al mundo”.

“Esta es la hora del compromiso transformador —concluyó—. La caridad nos hermana a todas las personas. Es el núcleo del Evangelio y la base de nuestra acción social. Caminemos juntos hacia un mundo donde nadie quede atrás”.

Desde Cáritas recordamos que este llamamiento a la fraternidad universal nos interpela directamente en nuestro trabajo diario con las personas en situación de vulnerabilidad, y refuerza nuestro compromiso con la construcción de una sociedad más justa e inclusiva.

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