Lágrimas de gratitud y esperanza: Madrid despide al Papa de la misericordia y de los abrazos en La Almudena

Pilar Algarate 22 de Abril de 2025

La catedral de la Almudena acogió en la tarde del lunes una multitudinaria Eucaristía donde cientos de personas, unidas por el afecto y la gratitud, nos reunimos para acompañarnos mutuamente tras conocer el fallecimiento del Papa Francisco. Presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, la celebración fue un acto profundo de comunión, memoria agradecida y esperanza pascual.

“Nos reunimos como la familia de los hijos, como quienes, cuando pasa algo importante, se encuentran para acompañarse”, expresó el arzobispo al inicio de su homilía. “Con dolor, pero también con muchísima esperanza, celebramos la Pascua y damos gracias a Dios por la vida de Francisco, por su servicio entregado hasta el final, por su ternura y por su confianza en la Iglesia y en la humanidad”.

En este tiempo pascual, el cardenal nos recordó que no estábamos celebrando un funeral tradicional, "porque la liturgia pascual nos invita a otro tipo de despedida: una gran Acción de Gracias". Describió al Papa como alguien que vivió la Pascua en su cotidianidad, enseñándonos con su ejemplo la importancia de caminar con valentía y un amor que no excluye a nadie, "especialmente abrazando a quienes viven en situación de pobreza o son empujados a los márgenes".

"Francisco nos mostró una imagen de Dios que no se deja encasillar, que siempre nos invita a salir de nuestras zonas de confort a través de su Espíritu", reflexionó el arzobispo. "Nos enseñó a mirar hacia el futuro sin miedo, confiando en la fraternidad que nace del Evangelio".

Durante la homilía, el arzobispo compartió también sus vivencias personales con el pontífice, a quien describió no desde la distancia jerárquica, sino como "maestro y hermano mayor" profundamente conectado con las raíces humildes del pescador de Galilea. "Ha guiado a nuestra comunidad eclesial hacia el futuro desde el amor y la escucha mutua, no desde el poder".

Recordando las palabras de aliento del Evangelio del día "Alegraos", "No temáis", "Id a Galilea", el cardenal Cobo nos invitó a todas las personas presentes a reconectar con la vocación original de la Iglesia, tal como Francisco siempre propuso: "una comunidad que sirve, que acoge sin distinción y que camina junto a quienes más lo necesitan".

La catedral permaneció llena hasta el final. Personas de todos los ámbitos, creyentes y no creyentes, autoridades y ciudadanía de a pie, compartimos el silencio, la emoción y el compromiso de seguir construyendo puentes al estilo de Francisco, quien con sencillez siempre nos pedía: "recen por mí".

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