La Cañada Real: un espacio de vida, aprendizaje y acogida
Pilar Algarate 28 de Mayo de 2025El delegado de Cáritas Diocesana de Madrid, Javier Ojeda, ha visitado el proyecto que se desarrolla en la Cañada Real, un barrio donde la vida diaria está marcada por retos como la pobreza energética, la falta de escolarización temprana o el estigma social, pero también por personas y familias que resisten, aprenden y cuidan de sus vecinas y vecinos.
Durante la visita, el equipo de Cáritas compartió su experiencia y la realidad de un territorio que, como explicó Carmen, responsable del proyecto, "es un espacio duro, con muchos desafíos, pero donde cada día es una oportunidad de aprender y de acompañar". El proyecto atiende a menores, jóvenes, familias y personas adultas, ofreciendo apoyo escolar, clases de castellano, formación prelaboral, acompañamiento emocional y asesoramiento administrativo, todo en un contexto marcado por la falta de recursos básicos como la electricidad o el transporte público accesible.
Personas voluntarias, jóvenes y mayores, como Gracia, Antonio, Marta o Carlos aportan su tiempo y compromiso en tareas tan diversas como el acompañamiento a mayores, el apoyo al estudio, la psicomotricidad o la coordinación de actividades. Para quienes colaboran en el proyecto, como explicó Marta, "estar aquí es un regalo, a pesar de la dureza. Porque aquí hay equipo, hay comunidad, y aquí está la Iglesia, donde tiene que estar".
Es fundamental destacar el trabajo en red que hay en la Cañada Real: una red de entidades sociales, colegios, administración y la parroquia de Santo Domingo que trabajan juntas para que las niñas, niños y adolescentes y familias de Cañada puedan acceder a la educación y a oportunidades de futuro. El equipo de Cáritas subraya la importancia de adaptarse a las necesidades del territorio, acompañando desde la cercanía y la escucha, y reconociendo que "no se trata de imponer soluciones, sino de caminar al lado de las personas".
La falta de suministro eléctrico, la exclusión digital, las dificultades de acceso a recursos públicos o la discriminación son parte de los desafíos estructurales que enfrenta la Cañada. Como recordó Sandra, trabajadora social del equipo, "acompañar aquí es también un acto de resistencia, porque cada día supone abrir caminos donde antes había barreras".
La visita del Delegado fue también una oportunidad para reconocer y agradecer el compromiso de todas las personas que forman parte del equipo que sostiene el día a día del proyecto, así como para seguir reflexionando sobre cómo la Iglesia está llamada a estar presente en las periferias, allí donde la dignidad de las personas es más vulnerada.
El proyecto de Cáritas en la Cañada Real es una muestra concreta de cómo la acción social de la Iglesia busca transformar realidades, acompañar procesos de vida y ser signo de esperanza en medio de la precariedad.