La alegría del Señor renace en lo pequeño. Tercer domingo de Adviento

Llegamos al Domingo de Gaudete, el domingo de la alegría. No una alegría superficial, sino esa que nace cuando Dios se hace presente en lo pequeño y devuelve vida donde parecía no haberla. Por eso hoy encendemos la vela rosa de nuestra Corona de Adviento: la luz que anuncia que la esperanza está cerca y que el Señor ya viene.

En el Evangelio, Jesús invita a mirar la realidad con ojos nuevos: “Contad lo que veis y oís”.

La alegría del Reino no nace de teorías, sino de hechos: la vida se levanta, lo herido se cura, las personas excluidas recuperan dignidad.

En este domingo queremos dirigir la mirada hacia tantas madres que sostienen a sus hijas e hijos en medio de dificultades muy duras, especialmente relacionadas con la vivienda. Muchas viven en habitaciones sobreocupadas, con alquileres imposibles, mudanzas forzadas o la amenaza constante de no saber dónde dormirán mañana. Y aun así, cada día vuelven a empezar, luchan, trabajan, protegen, buscan un lugar seguro. Sus vidas son una semilla viva de alegría resistente, que brota incluso en tierra seca.

En Cáritas diocesana de Madrid lo vemos cada día: cuando una familia encuentra acompañamiento, escucha, un espacio seguro, una orientación clara, un respiro en medio de la incertidumbre… allí nace la alegría del Adviento. Esa alegría que no es ruido, sino consuelo; no es evasión, sino fuerza para seguir caminando.

El vídeo de este año —“Semillas de Luz: la esperanza nace cuando caminamos juntos y juntas”— nos recuerda que la alegría auténtica siempre llega por el camino del encuentro. Es la alegría que nace cuando una madre no se siente sola, cuando una familia encuentra apoyo, cuando la comunidad se convierte en hogar.

Hoy, en este domingo rosa, pedimos al Señor que nos enseñe a reconocer y a cuidar esa alegría humilde y resistente que tantas personas encarnan cada día… y que ilumina más que cualquier adorno.

La corona de Adviento en el tercer domingo de Adviento

Encendido de la tercera vela de la Corona de Adviento (Pincha para descargar)

Encendemos la vela rosa, la luz de la alegría. Una alegría que no niega la realidad, pero la transforma. Que esta luz abra nuestro corazón para acompañar con ternura a quienes sostienen la vida en medio de la dificultad, especialmente a tantas madres y menores que buscan un hogar seguro y digno.

Que la alegría del Señor sea nuestra fuerza.

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 

Mateo 11, 2-11

Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!». Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”. En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.

Preguntas para la reflexión:

• ¿Qué gestos sencillos despiertan alegría en mi vida?
• ¿A quién puedo ofrecer hoy una alegría concreta: compañía, ayuda, escucha?
• ¿Qué me enseña la fuerza de tantas madres que luchan por sus hijas e hijos?
• ¿Dónde descubro la alegría humilde del Evangelio en mi entorno?
• ¿Qué luz rosa quiero encender en mi comunidad esta semana?

Evangelios de la semana

• L, 15 D: Mateo 21, 23-27
• M, 16 D: Mateo 21, 28-32
• M, 17 D: Mateo 1, 1-17
• J, 18 D: Mateo 1, 18-24
• V, 19 D: Lucas 1, 5-25
• S, 20 D: Lucas 1, 26-38