José Cobo en el Jubileo de las personas migrantes: «La Iglesia os quiere, os necesita y es vuestra casa»
5 de Octubre de 2025La catedral de Santa María la Real de la Almudena acogió este domingo la celebración del Jubileo de las personas migrantes, en el marco de la 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que este año se celebra bajo el lema “Migrantes, misioneros de la esperanza”.
La Eucaristía comenzó con una representación que reflejó lo que viven muchas personas migrantes y refugiadas cuando llegan a nuevos países como España: muros, fronteras, exclusión e indiferencia. A partir de esa realidad, la celebración se transformó en un signo de fraternidad y de encuentro.
En su homilía, el cardenal José Cobo recordó que la Iglesia «quiere ser siempre casa para todas las personas» y subrayó que no existen «ellos y nosotros», sino un único pueblo de Dios. «La Iglesia os quiere, os necesita y da gracias a Dios por vuestra presencia, vuestra fe y vuestra esperanza», afirmó, destacando que la vida y la lucha diaria de las personas migrantes fortalecen a toda la comunidad.
El arzobispo denunció la instrumentalización política de la migración, utilizada a menudo como arma ideológica, y recordó que la dignidad no se gana, se reconoce. Defendió con claridad que «la hospitalidad no es una opción, sino un deber moral y social» y pidió garantizar derechos como la acogida, el asilo y la integración. En este sentido, recordó que la Conferencia Episcopal Española ya se ha pronunciado con rotundidad y reiteró que nadie debería permanecer en situación de ilegalidad después de haber mostrado con su vida el empeño por integrarse.
Cobo mostró además el respaldo de la Iglesia a la Iniciativa Legislativa Popular que promueve la regularización de las personas migrantes que ya conviven y trabajan en la sociedad, muchas de ellas en la economía sumergida. «Mantener en la irregularidad a quienes forman parte de nuestra vida colectiva es apostar por la marginación y la desconexión social», advirtió.
Finalmente, agradeció la riqueza que aportan las comunidades migrantes a la vida parroquial y diocesana con su fe, sus cantos y sus celebraciones, y reconoció en ellas un verdadero testimonio de esperanza. «Vosotros sois peregrinos de esperanza y nos enseñáis a ser una Iglesia que se arriesga y abre sus puertas a los demás», señaló, invitando a vivir una fe enraizada en el amor, la unidad y el servicio.