“Jesús transforma nuestra agua en el vino de la esperanza y la alegría"

Pilar Algarate 19 de Enero de 2025

Lecturas del Segundo Domingo del Tiempo Ordinario: Is 62, 1-5/ Sal 95, 1-2ª-2b-3.7-8ª.9-10ª / 1Cor 12, 4-11/ Jn 2, 1-12 

Dios está aquí, en lo menudo, en lo normal. En esta celebración del domingo, escuchamos su Palabra y compartimos el Cuerpo y la Sangre de Jesús.

Esta semana, al iniciar la Segunda Semana del Tiempo Ordinario, también celebramos la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Un tiempo para unirnos en oración y renovar nuestro compromiso con la unidad y el amor fraterno, pidiendo a Dios que nos conceda la gracia de ser uno en Cristo.

Además, en el contexto del Jubileo de la Esperanza, pongámonos un reto para esta semana que pueda arraigar en nuestra vida de creyentes: "Afrontar las realidades sociales con mirada profunda y fantasía creadora, aguzando nuestra capacidad de ver, escuchar y conmovernos con los ojos y el corazón del Dios trinitario. Es fundamental centrar la mirada en lo importante, discernir dónde poner el foco de nuestra atención y prioridad en cada momento, para no perder energías ni diluir el esfuerzo y el trabajo cotidianos, y no perder el sentido de la misión."

En el Evangelio de hoy, se nos proclama el milagro de las bodas de Caná. Es el primer milagro del evangelista Juan, casi como respuesta a esa espera de un esposo para el pueblo, que es la esposa. Hay un marido que no sabe mucho de fiestas y otro, el que tenía que venir, que alegra todo lo que toca. Su madre, atenta a la necesidad que se presenta, está "mirando profundamente" lo que pasa y tiene una respuesta pronta. Los sirvientes conocen el milagro y en los discípulos de Jesús crece la fe: comienzan a pertenecerle.

Toda boda implica un tiempo nuevo, una ruptura con la vida individual para sellar una vida en común llena de proyectos, ilusiones y esperanzas de un futuro compartido, pleno y lleno de felicidad.

El Papa Francisco nos recuerda: "También hoy la Virgen nos dice a todos: ‘Haced lo que él os diga’. Estas palabras son una valiosa herencia que nuestra Madre nos ha dejado. Y los siervos obedecen en Caná. Les dice Jesús: 'Llenad las tinajas de agua'. Y las llenaron hasta arriba. 'Sacadlo ahora, y llevadlo al maestresala'. Ellos lo llevaron. En este matrimonio, realmente se estipula una Nueva Alianza y la nueva misión se confía a los siervos del Señor, es decir, a toda la Iglesia: ‘Haced lo que él os diga’. Servir al Señor significa escuchar y poner en práctica su palabra. Es la recomendación simple y esencial de la Madre de Jesús, es el programa de vida del cristiano."

En situaciones difíciles, cuando ocurren problemas que no sabemos cómo resolver, cuando sentimos ansiedad y angustia, cuando nos falta la alegría, acudamos a la Virgen y digamos: "No tenemos vino. 

Caná nos recuerda que estamos invitados a la fiesta de las bodas, que tenemos que ponernos el vestido de gala para celebrar, para beber el vino bueno del Reino que trae Jesús. Vino compartido, derramado, trasnformado, capaz de dar alegría a la vida de cada uno, en la medida que expresamos lo que somos, los dones recibidos y los ponemos al servicio de una humanidad nueva.

Lectura del santo Evangelio según San Juan

Juan 2, 1-11

En aquel tiempo, hubo una boda en Caná de Galilea, a la cual asistió la madre de Jesús. Éste y sus discípulos también fueron invitados. Como llegara a faltar el vino, María le dijo a Jesús: “Ya no tienen vino”. Jesús le contestó: “Mujer, ¿qué podemos hacer tú y yo? Todavía no llega mi hora”. Pero ella dijo a los que servían: “Hagan lo que él les diga”.

Había allí seis tinajas de piedra, de unos cien litros cada una, que servían para las purificaciones de los judíos. Jesús dijo a los que servían: “Llenen de agua esas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: “Saquen ahora un poco y llévenselo al mayordomo”.

Así lo hicieron, y en cuanto el mayordomo probó el agua convertida en vino, sin saber su procedencia, porque sólo los sirvientes la sabían, llamó al novio y le dijo: “Todo el mundo sirve primero el vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve el corriente. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora”.

Esto que hizo Jesús en Caná de Galilea fue el primero de sus signos. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

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