El Reino que nace en la misericordia. Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo

Pilar Algarate 23 de Noviembre de 2025

En este último domingo del año litúrgico, la Iglesia nos invita a contemplar a Jesús como Rey del Universo… pero no un rey como los de este mundo. Su trono es la cruz, su corona está hecha de espinas, y su poder es el amor entregado hasta el extremo. Ante la burla de los soldados, la indiferencia del pueblo y el desprecio de los dirigentes, Jesús no responde con fuerza ni con reproches. Responde manteniéndose fiel al amor que lo ha traído hasta aquí.

En medio de ese escenario de dolor, aparece una de las escenas más luminosas del Evangelio: el “buen ladrón”, una persona herida y condenada, reconoce la inocencia de Jesús y se atreve a pedir lo más íntimo: «Jesús, acuérdate de mí».

Y Jesús no le da una explicación, ni un reproche, ni una condición. Le da una promesa«Hoy estarás conmigo en el paraíso».

Así es el Reino de Cristo: un Reino que se acerca a quienes se sienten lejos, que abre puertas allí donde todo parecía cerrado, que devuelve dignidad a quienes solo han conocido desprecio. Un Reino cuyos límites se ensanchan con la misericordia y donde nadie queda fuera.

Hoy, esta fiesta nos recuerda que el verdadero poder no está en dominar, sino en acoger, sanar y levantar. Que la realeza de Jesús no se basa en imponerse, sino en ponerse del lado de quienes sufren. Que Él es Rey porque no excluye a nadie, porque su amor es capaz de llevar a toda persona —incluso en el último instante— a la vida plena.

Que dejemos que este Rey humilde y compasivo reine también en nuestras decisiones, gestos y miradas. Porque donde crece la misericordia, crece el Reino.

Lectura del Evangelio

Lucas 23, 35 - 43

El pueblo estaba mirando, pero los magistrados le hacían muecas diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido». Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo». Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos». Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso»

Preguntas para la reflexión

  • ¿Qué me revela este Evangelio sobre el modo en que Jesús entiende el poder y el Reino?
  • ¿En qué momentos de mi vida he sentido que Jesús me decía: “Estoy contigo”?
  • ¿A quién necesito mirar hoy con más misericordia, como la que Jesús mostró al buen ladrón?
  • ¿Qué gestos concretos puedo hacer esta semana para que su Reino de justicia y ternura crezca en mi entorno?

Oración

Señor Jesús, Rey humilde y cercano,

tú que gobiernas desde la cruz

y reinas sirviendo a toda persona,

abre nuestro corazón a tu misericordia.

Que sepamos mirarte como el buen ladrón,

sin miedo, sin máscaras,

reconociendo nuestra fragilidad

y dejando que tu amor nos levante.

Enséñanos a construir tu Reino

allí donde vivimos:

en la escucha, la justicia,

la ternura y la esperanza compartida.

Que tu palabra —“Hoy estarás conmigo”—

resuene en quienes se sienten lejos,

en quienes sufren,

en quienes buscan un lugar donde comenzar de nuevo.

Reina en nosotros, Señor,

para que reine tu paz en el mundo.

Amén.

 

#EvangeliodeHoy
Volver