El cardenal José Cobo llama a vivir la Semana Santa “como discípulos y no como turistas de la fe”

Pilar Algarate 13 de Abril de 2025

El arzobispo de Madrid presidió la celebración del Domingo de Ramos en una catedral de la Almudena abarrotada de feligreses y animó a afrontar estos días desde el compromiso con las heridas del mundo, no como espectáculo, sino como camino de transformación personal y comunitaria.

“La Semana Santa no es un museo ni un parque temático del pasado”. Con estas palabras, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, interpeló a la multitud de personas asistentes a la Eucaristía del Domingo de Ramos celebrada este 13 de abril en la catedral de Santa María la Real de la Almudena. En el inicio litúrgico de la Semana Santa, el arzobispo invitó a contemplar la Pasión no como un recuerdo, sino como una llamada a acompañar al Cristo doliente presente en la historia.

En un mundo marcado por “la guerra y las guerras de poder, las amenazas como forma de diálogo, la polarización, el desarraigo y la desesperanza”, el cardenal preguntó con fuerza: “¿Quiénes somos nosotros ante la pasión del mundo?”. Así dio inicio a una homilía cargada de referencias a la actualidad y de una clara orientación pastoral: animar a vivir estos días como una oportunidad de conversión real y de renovación del compromiso bautismal.

Del aplauso al abandono
José Cobo analizó las contradicciones que encierra la celebración del Domingo de Ramos: el entusiasmo de la multitud que aclama a Jesús en su entrada a Jerusalén se transforma, en poco tiempo, en silencio, traición y condena. “Jesús pasa del aplauso al abandono”, recordó. Y profundizó: “Lo que parecía una entrada triunfal pronto se convierte en el inicio de una pérdida total. Sus discípulas y discípulos se dispersan, su comunidad se fractura, los poderes lo condenan y el pueblo que lo aclamaba lo rechaza”.
A lo largo de su intervención, el arzobispo de Madrid desgranó los diversos actores de la Pasión: una sociedad que grita con violencia, personas creyentes que son capaces de matar en nombre de Dios, representantes políticos que distorsionan la verdad, líderes religiosos que anteponen la ley a la dignidad humana, o quienes observan desde la comodidad sin implicarse en la transformación social. Frente a estas actitudes, Cobo propuso otra aproximación: la del discipulado comprometido que acompaña, aprende y se identifica con el camino liberador de Jesús.

“La fe no es solo emoción o una falsa prosperidad”, destacó Cobo, explicando que la Semana Santa permite “nombrar nuestras heridas colectivas e individuales y llevarlas a la cruz para su transformación”.

La homilía concluyó invitando a no ser “turistas, sino discípulas y discípulos que reconocen a Cristo en los corazones de la gente”, con un llamado a la comunidad a construir un mundo más justo y fraterno.

“Que este domingo, cada uno con su ramo en las manos, sea una respuesta”, invitó el cardenal, animando a dejarse transformar por Cristo en el camino hacia la Pascua.

#DomingodeRamos
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