Donde el agua lo arrasó todo, Cáritas siguiendo siendo un hogar
Pilar Algarate pilar.algarate@caritasmadrid.org 27 de Junio de 2025Testimonios de esperanza y gratitud tras la DANA: cuando la solidaridad se convierte en abrazo y camino compartido.
"Todo, absolutamente todo, nos ha sido regalado".
Estas palabras, pronunciadas con la voz entrecortada por la emoción, resonaron en el silencio de la LXXXIV Asamblea General de Cáritas, reunida estos días en El Escorial, como un himno de gratitud. Una voluntaria compartía su testimonio en un homenaje especial dedicado a todas las personas que, ocho meses después, siguen acompañando a las víctimas de la DANA que azotó Valencia, Letur (Albacete), Mira (Cuenca), Málaga y Jerez.
En cada palabra se dibujaba el rostro de las más de 16.300 personas acompañadas gracias a la valiosa entrega de las cinco Cáritas afectadas, que han invertido más de 10 millones de euros en esta labor de reconstrucción humana y material.
En esos momentos de devastación, Cáritas no llegó solo con recursos materiales. Llegó con algo mucho más poderoso: presencia humana. Personas que escucharon sin juzgar, que sostuvieron cuando las fuerzas se agotaban, que ofrecieron calor cuando todo parecía frío e incierto.
"Nos haría bien recordar que no nos hemos ganado estar en el lado privilegiado de la vida. Desde esta posición, tenemos un papel fundamental que jugar en este momento histórico", añadía con una convicción que erizaba la piel.
Durante el encuentro, los nombres se volvieron protagonistas: Aurora, Rosa, José, Miguel, Maripaz... Cada uno representaba a cientos de personas voluntarias, técnicas y miembros de comunidades parroquiales que, incluso con sus propias casas inundadas, mantuvieron las puertas abiertas.
Sus voces se unieron a las de José Carlos, Julia, Francisca y Vicente, que desde sus pueblos compartieron no solo el impacto vivido, sino la certeza profunda de que Cáritas nunca camina sola.
Un reconocimiento que trasciende las palabras
Este espacio de la Asamblea General fue mucho más que un balance o un recuerdo. Fue un acto de amor colectivo, una acción de gracias por la entrega silenciosa de tantas personas, y un compromiso renovado de seguir construyendo una Iglesia que no teme mancharse las manos.
Porque el Evangelio cobra vida en los gestos más sencillos, en las comunidades que se abren, se comprometen y se entregan sin esperar nada a cambio.
La esperanza tiene cifras que abrazn
Los números hablan por sí solos, pero detrás de cada cifra late un corazón: más de 16.300 personas acompañadas por las cinco Cáritas diocesanas afectadas, con una inversión que supera los 10 millones de euros. Cáritas sigue acompañando y abriendo puertas de esperanza. Pero estas cantidades solo cobran sentido cuando se traducen en:
- Ayudas económicas de emergencia que devuelven la dignidad
- Apoyo psicológico que sana heridas invisibles
- Colaboración estrecha con servicios municipales que multiplica el impacto
- Reconstrucción de sedes que vuelven a ser refugio
Porque la labor de Cáritas trasciende lo asistencial. Es un signo vivo de comunión, de fraternidad que se encarna en cada gesto, de esperanza que se multiplica en una sociedad cada vez más golpeada por el cambio climático y las desigualdades.
Una red que abraza, reconstruye y se queda
Cáritas agradece cada testimonio compartido en esta Asamblea, porque no solo narran lo vivido, sino que iluminan el camino hacia adelante.
Como bien se recordó en aquella sala: "Todo lo que tenemos nos ha sido regalado". Y ese regalo encuentra su verdadero sentido cuando se convierte en entrega, cuando se multiplica en manos que acompañan y corazones que no se cansan de amar.