Día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra"
Cáritas Madrid 8 de Diciembre de 2019En este segundo Domingo de Adviento, encendemos la segunda vela de la Corona y miramos a María, que encarnó nítidamente el papel del creyente, de la persona que acoge la Palabra revelada. María confió y creyó.
En este segundo Domingo de Adviento, encendemos la segunda vela de la Corona y miramos a María, que encarnó nítidamente el papel del creyente, de la persona que acoge la Palabra revelada. María confió y creyó.
Cáritas Madrid. 8 de diciembre de 2019.- En este momento en el que la Iglesia tiene que redescubrirse, recrearse en su originalidad evangélica, tenemos también una deuda con la figura de María, madre de Cristo. Recobrar la verdadera imagen de esta mujer de nuestra raza y nuestra historia que participó activamente en la historia con claves de salvación, que supo ser hija del Padre, siendo madre de su hijo, y haciéndose reflejo de su luz salvífica, por el amor fecundo del Espíritu Santo. Hoy la Iglesia tiene que buscar en el magníficat las claves de una verdadera mariología y, en ella, de una mirada sobre la mujer en la historia y en la propia Iglesia como le corresponde a la voluntad de Dios y a la referencia de la relación de María con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo. Hoy toca mirar ese reflejo de María en todas las mujeres y en el papel de estas en el seno de la Iglesia y de la sociedad.
Seamos dignos de fe, reflejando el pensar, sentir y actuar de Dios en la figura de María y no desdibujemos su verdadera voluntad, con razones que no son de fe ni de la historia real humana en la figura de esa sencilla mujer que revolucionó, junto a Cristo, la historia. Miremos a María, para reconocer su lugar y su papel en la historia, el lugar y el papel de la mujer en la Historia de la Salvación. Su protagonismo está en el corazón de la humanidad hoy en millones de mujeres anónimas en todas las partes del mundo. La salvación sigue caminando, solo hay que reconocer su resplandor en todas aquellas que construyen con sus vidas la casa común.
LA PRESENCIA SILENCIOSA, ACOMPAÑANTE, EFECTIVA Y DE FE DE MARÍA
«María se caracterizó históricamente por su presencia silenciosa, acompañante y efectiva. Estuvo en Belén. Estuvo en Nazaret. Estuvo, más apartada, en la actividad pública de Jesús en Galilea. Y sobre todo estuvo presente en la cruz, en la pascua, en pentecostés: en Jerusalén. María muestra la eficacia de la sola presencia, la importancia del silencio acompañante. Muchos de los voluntarios y trabajadores sociales que a diario están presentes en los lugares de marginación nos recuerdan a María: y nos la recuerdan en la medida en que, como ella, son silenciosos, presentes, constantes, eficaces, sencillos, anónimos. En cierto modo, podemos decir que ellos son María. Su acompañamiento del misterio de dolor de tantos centenares de marginados es el despliegue histórico de ese acompañamiento de María a su hijo Jesús (desde Belén hasta el Calvario) y a los seguidores de su hijo (desde Galilea hasta Pentecostés).
María fue fiel y creyente. Desde su “fiat” (“hágase en mí según tu palabra”, Lc 1, 38) hasta su forma de encajar lo ininteligible (“guardaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón”, Lc 2, 51), María encarnó nítidamente el papel del creyente, de la persona que acoge la Palabra revelada. María confió y creyó. Y el que confía siempre se encuentra en situación de inseguridad objetiva, y el que cree lo hace precisamente porque no ve. Se fía y cree aquel que, a pesar del sinsentido de la situación que ve, pone su apoyo (su sentido) en el Señor, a quien no ve. Cree el que no ve. Confía el que vive rodeado de desconfianza. Esta es la situación de muchos cristianos inmersos en la marginación: solo hallan motivos para el desaliento, la desesperación, la huida. Y desde ese estado, como María, creen»(4).
ORACIÓN MARIANA DEL PAPA FRANCISCO
María, mujer de la escucha,
haz que se abran nuestros oídos;
que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús
entre las miles de palabras de este mundo;
haz que sepamos escuchar la realidad en la que vivimos,
a cada persona que encontramos,
especialmente a quien es pobre —necesitado, tiene dificultades—.
María, mujer de la decisión,
ilumina nuestra mente y nuestro corazón,
para que sepamos obedecer a la Palabra de tu Hijo Jesús sin vacilaciones;
danos la valentía de la decisión,
de no dejarnos arrastrar para que otros orienten nuestra vida.
María, mujer de la acción,
haz que nuestras manos y nuestros pies se muevan «deprisa» hacia los demás,
para llevar la caridad y el amor de tu Hijo Jesús,
para llevar, como tú, la luz del Evangelio al mundo.
Amén.