Cuarto domingo de Pascua: Escuchar su voz y seguirle

Pilar Algarate 11 de Mayo de 2025

Lecturas del día: Hechos de los apóstoles (13,14.43-52). Salmo 99,2.3.5. Apocalipsis (7,9.14b-17). Juan 10, 27-30

Escuchar su voz y seguirle: esa es la doble llamada que nos hace Jesús resucitado. Escuchar su Palabra con el corazón abierto, dejar que nos transforme y comprometernos con ella en lo cotidiano. Y seguirle, no desde la comodidad, sino por sus caminos, acercándonos a las personas empobrecidas, marginadas y excluidas, como Él lo hizo. Porque la fe no es refugio individual, sino envío a la vida con gestos que liberan, que dignifican, que sanan.

El evangelio de este domingo es breve, pero está cargado de sentido. Jesús no se limita a hablar; sus obras —las mismas del Padre— revelan quién es. Frente a quienes no creen, Jesús describe a quienes son de su rebaño: quienes escuchan su voz y le siguen. Quienes reconocen que Dios ya no habita solo en templos, sino en la humanidad herida y esperanzada.

Jesús y el Padre son uno. Y quienes le siguen, están en sus manos. Nadie puede arrebatarles esa vida plena que Dios promete, porque Dios no abandona a su pueblo. La Palabra se ha hecho vida, y camina con nosotras y nosotros.

Lectura del santo Evangelio según San Juan

Juan 10, 27-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno".

Oración

Buen Pastor,

enséñanos a escuchar tu voz en medio del ruido,

a reconocerla en el clamor de quienes sufren,

en el silencio de quienes esperan,

en la alegría de quienes acogen.

Haznos personas que caminan tras tus huellas,

que no temen los caminos difíciles,

porque tú nos conoces,

y en tus manos encontramos refugio y fuerza.

Danos tu Espíritu para vivir con corazón atento,

para cuidar como tú cuidas,

para dignificar como tú dignificas,

y para anunciar con la vida

que nadie queda fuera de tu amor.

Amén.

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