Cuando la Navidad cabe en unos brazos

Pilar Algarate Pilar 25 de Diciembre de 2025

La Navidad llegó al Hogar Santa Bárbara sin hacer ruido, como llegan las cosas importantes. Llegó envuelta en llantos pequeños, en miradas cansadas y en una alegría que no sabe si reír o llorar. Las mamás celebraron su primera Navidad junto a sus bebés recién nacidos, una fiesta nueva y antigua a la vez, atravesada por emociones contradictorias: la felicidad de tener la vida entre los brazos y la ausencia de las familias que, este año, no pudieron estar.

Por la mañana, el hogar se llenó de voces jóvenes. La visita de Hakuna rompió el silencio cotidiano con villancicos, chocolate caliente y churros. Al principio, la timidez; después, la música. Y cuando la música empieza, todo lo demás se coloca. Cantaron juntas, compartieron risas, y por un rato el tiempo dejó de pesar. La Navidad se hizo canción y encuentro.

La tarde guardaba uno de esos momentos que no se olvidan. En la parroquia de Santa Bárbara, durante la Misa del Gallo, cada mamá y cada bebé recibieron una bendición especial. No fue un gesto más: fue un abrazo largo, de esos que sostienen cuando el camino es frágil. Allí, entre bancos y silencios, la emoción se hizo visible y compartida.

La noche terminó en casa. La cena la prepararon ellas mismas, con cuidado, con mimo, como quien sabe que los detalles también salvan. Se arreglaron, se miraron, celebraron. Porque incluso en contextos difíciles, la dignidad no se negocia y la alegría también se cocina.

En el Hogar Santa Bárbara, la Navidad no fue perfecta ni fácil. Fue real. Y en esa realidad, entre luces pequeñas y vidas que empiezan, nació una Luz distinta: la que no deslumbra, pero toca el corazón.

#nacelaluz #navidad #hakuna
Volver