Ocio, convivencia y esperanza: el valor de un verano diferente

27 de Octubre de 2025

Por Juan José Palacio Ascanio

ESTE VERANO, Cáritas Madrid ha vuelto a demostrar que el tiempo estival puede convertirse en un espacio para el cuidado, la diversión y el aprendizaje.

UN RESPIRO PARA LOS ADULTOS EN SITUACIÓN DE VULNERABILIDAD
Entre las iniciativas llevadas a cabo, los campamentos para personas adultas en situación de vulnerabilidad han ocupado un lugar muy especial. Durante una semana, 21 participantes de distintos proyectos, entre ellos Hogar Isaías, Viviendas Comunitarias, el Centro de Tratamiento de Adicciones, Nuestra Señora de Valvanera y el centro de día Alonso Cano, pudieron disfrutar de un entorno seguro en el que descansar, relacionarse y participar en actividades pensadas para promover el bienestar y el ocio.

Las jornadas se llenaron de propuestas que iban desde talleres de manualidades con arcilla hasta clases de baile, aerobic, juegos de mesa, deportes o visitas a la piscina. Pero, más allá de la diversión, lo que se generó fue un clima de confianza y de cercanía que ayudó a muchas personas a abrirse y a compartir. El testimonio de una de las participantes resumía claramente la importancia de esta experiencia: «Estoy muy agradecida a lo que hace Cáritas por nosotros. Venir aquí a pasar una semana nos ayuda a desconectar de los problemas y a disfrutar de estos momentos. Este respiro nos da fuerzas para seguir adelante». Estas palabras reflejan la esencia de un campamento que no solo ofreció ocio, sino también acompañamiento y nuevas oportunidades de relación.

COLONIAS DE VERANO: CRECER JUGANDO Y COMPARTIENDO

La experiencia de los mayores se complementó con la alegría de cientos de niños y niñas que participaron en las colonias de verano organizadas por diferentes vicarías y residenciales de Cáritas diocesana de Madrid. En estos espacios, los menores disfrutaron de excursiones, talleres, deportes, visitas culturales y actividades al aire libre que les permitieron aprender valores de convivencia, respeto y cuidado mutuo. Cada juego, cada salida y cada momento compartido se convirtieron en una oportunidad para crecer, para reforzar la amistad y para vivir un verano distinto al que de otro modo no hubieran podido acceder.

En Cañada Real, por ejemplo, los más pequeños se convirtieron en «agentes secretos del verano», aprendiendo a trabajar en equipo y a mirar la realidad con curiosidad e ilusión. En otros proyectos, las colonias se enfocaron en alimentar no solo el cuerpo, sino también la mente y el corazón, con dinámicas que unían el aprendizaje y la diversión. Muchos menores tuvieron la oportunidad de visitar museos, parques de aventuras o piscinas, y siempre acompañados de equipos de monitores y personas voluntarias que pusieron todo su esfuerzo en crear un ambiente seguro.

JÓVENES QUE CONSTRUYEN CONFIANZA EN LA CONVIVENCIA

Tampoco faltaron los espacios pensados para los jóvenes, como el campamento en Cercedilla con los participantes del proyecto de Alojamientos Supervisados. Allí, en plena Sierra de Guadarrama, disfrutaron de actividades en contacto con la naturaleza, rutas de senderismo, tirolinas y veladas de convivencia. Uno de los momentos más significativos fue la preparación de una cena internacional, en la que cada uno aportó un plato típico de su país, celebrando así la diversidad cultural que los une y fortaleciendo la confianza en sí mismos y en el grupo.

UNA MISMA MISIÓN COMPARTIDA

La riqueza de todas estas experiencias tiene un denominador común: la creación de espacios donde las personas, sea cual sea su edad o situación, se sienten valoradas y acompañadas. Para algunos, ha sido un respiro frente a las preocupaciones; para otros, un tiempo de descubrimiento y aprendizaje. Lo vivido este verano seguirá acompañando a quienes lo disfrutaron, recordándoles que siempre hay espacios donde sentirse acogidos y crecer en compañía.

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