El cardenal José Cobo, en la Eucaristía con las religiosas de las Comunidades de Vida en los proyectos de Cáritas Madrid:“Dios, como un buen tapicero, va tejiendo hilos”

Pilar Algarate 15 de Noviembre de 2024

Durante la Eucaristía que cerró el encuentro de las Comunidades de Vida de Cáritas diocesana de Madrid, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, destacó en la homilía la importancia de la acción conjunta de la Iglesia en Madrid. «Esta acción de la Iglesia que no tiene apellidos, en medio de nuestro Madrid, de nuestra diócesis, donde estamos los sacerdotes, está la vida consagrada, está el laicado, donde estamos todos, arrimando el hombro y respondiendo a la única misión», afirmó el cardenal. 

Reflexionando sobre la vocación y el llamado de Dios, el cardenal Cobo dijo que «no estamos por casualidad en los sitios, sino estamos porque el Señor nos ha llamado misteriosamente, el Señor nos va convocando». «Dios, como un buen tapicero, va tejiendo hilos, y cuando vamos avanzando vemos la belleza que tiene el tapiz. Lo que aquí ofrecemos esta tarde es una belleza especial de hilos concretos, de tejidos concretos que el Señor ha ido poniendo gracias al sí de cada una de vosotras con las personas que atendéis» remarcó.

El cardenal continuó insistiendo en que no estamos en los lugares por casualidad, sino porque el Señor nos ha llamado misteriosamente. El Señor nos convoca, no a las cosas que hubiéramos elegido nosotros, sino a su propósito divino.

El cardenal Cobo también habló sobre la importancia de dejar las seguridades y buscar la voluntad de Dios, incluso cuando esto implica incertidumbre y riesgo. «Lo que aquí ofrecemos esta tarde es una belleza especial de hilos concretos que el Señor ha ido poniendo gracias al sí de cada una de vosotras. No tenemos respuesta a todo lo que hacemos, pero aquí estamos. Y aquí estamos porque se nos ha llamado», afirmó. El Cardenal expresó su agradecimiento a todas las Comunidades de Vida por su dedicación y esfuerzo en encontrar y acompañar a las personas más necesitadas.

El cardenal concluyó su homilía reflexionando sobre la misión de Dios y la alegría que se encuentra en ella. Destacó que Jesús nos llama a dejar nuestras seguridades para seguir su voluntad y acompañar a las personas más vulnerables, lo que nos brinda una profunda alegría. «Es el Señor el que nos ha ido tejiendo y el que va presentando este precioso pueblo que es la belleza de su paso entre nosotros. Dios no está en la perfección, sino en la oveja perdida o en aquello que se encuentra porque se ha perdido», concluyó. 

Finalmente, el Cardenal expresó su agradecimiento a todas las Comunidades de Vida por su dedicación y esfuerzo en encontrar y acompañar a las personas más necesitadas. «Termino con el agradecimiento por vuestras “desinstalaciones”, por vuestra forma de encontrar la oveja perdida y por vuestra forma de ir acompañando en nombre de toda la Iglesia. Simplemente con la alegría que da el saber que ahí nos encontramos con el Señor», concluyó.

Tras la homilía, las Comunidades de Vida presentaron las ofrendas de cada uno de sus proyectos. Un símbolo de esperanza y comunidad.

Desde el Residencial para familias ‘JMJ 2021’, se ofreció un trébol que simboliza la esperanza. Este trébol representa el deseo de un trabajo significativo con las personas, un hogar donde compartir la vida en familia, un futuro prometedor para sus hijos y, en su cuarta hoja, la búsqueda de valores humanos y espirituales que den sentido a sus vidas.

El Hogar Santa Bárbara presentó un chupete, un biberón y un trajecito para bebés, representando a las mamás, los bebés, la comunidad de vida, los voluntarios y el equipo técnico. Francisca, religiosa de las AMICO, expresó: «Con nuestra cercanía y amor, buscamos que las mamás y los bebés encuentren un hogar cálido y acogedor».

La Residencia para personas mayores "Fundación Santa Lucía" ofreció un bastón, símbolo de apoyo físico y espiritual para los abuelos y abuelas. La comunidad pidió ser un soporte no solo en la estabilidad física, sino también espiritual de los mayores.

Desde el Hogar Isaías, se presentó una casa como signo de esperanza, alegría y seguridad. La comunidad busca crear lazos de esperanza mediante buenas prácticas alimenticias, escucha y diálogo, recuperación de lazos sociales y familiares, y el cuidado del hogar común.

El Centro Residencial “Jubileo 2000” ofreció un camión de juguete, simbolizando el apoyo en tareas básicas y el trabajo en equipo. Reconocieron que Dios guía sus proyectos y actividades, y que el trabajo en equipo es esencial para construir un pequeño trocito del reino de Dios.

La Casa de Acogida “San Agustín y Santa Mónica” simbolizó una casa de puertas abiertas, donde todos se sientan acogidos y protegidos.

El proyecto de Nazaria baja a la calle ofreció las actividades realizadas con chicas jóvenes, quienes buscan cambio, progreso e inserción social. La comunidad se comprometió a acompañarlas y ser una respuesta positiva para que logren sus deseos.

El Centro Residencial “Sínodo 2005” se presentó como agua que apoya y manos que sostienen a las personas y sus familias.

Finalmente, el Centro de Concepción Jerónima presentó una red hecha por otras redes, simbolizando el proyecto que apoya a mujeres que han perdido sus redes familiares y sociales, ofreciéndoles la posibilidad de establecer nuevas redes y recuperar su dignidad.

Estas ofrendas reflejan el profundo compromiso de las Comunidades de Vida con los valores humanos y espirituales, y su dedicación a construir una sociedad más justa y solidaria.

Al final de la Eucaristía, el cardenal José Cobo hizo mención a las ofrendas presentadas, destacando el detalle y el esfuerzo con el que fueron realizadas. Agradeció estos esfuerzos, señalando que “cuando hay mimo en lo pequeño, hay mimo en las cosas grandes, eso se demuestra en estas ofrendas”. El cardenal concluyó expresando su gratitud: “Gracias por el mimo que ponéis en las cosas que hacéis comunitariamente”.

#CaritasMadrid #JoséCobo
Volver