‘Si yo pudiera, si yo supiera cantarte…’: un canto a la acogida de las personas sin hogar
17 de Septiembre de 2024La letra de esta canción que dibuja y canta a Asturias, dibuja también de una manera simbólica el camino recorrido por muchas de las personas sin hogar a las que acompañamos desde Cáritas Madrid. Se han quedado sin voz, pero sus ojos o su piel cansada gritan.
Y precisamente ahora, un grupo de personas que reside en la Casa de Acogida “San Agustín y Santa Mónica” han pasado unos días en la bella tierra asturiana, acompañadas de personas de los equipos técnicos y voluntarias.
“Queremos que todas las personas que acompañamos tengan la oportunidad también de disfrutar y desconectar unos días alejándose de Madrid”, nos dicen desde la Casa. Por eso han viajado a Asturias donde conectar con la naturaleza, con ellos mismos y con el grupo grupo, en un entorno diferente.
Hablamos de personas que, como dice la canción, traen de su recorrido vital ‘polvo, sol, fatiga y hambre’, pero que son personas ‘de paz y horizonte’. Esos horizontes de esperanza se vislumbran cuando participan en actividades que las motivan, como los días que han pasado conviviendo y reflexionando en una casa rural en Villaviciosa.
Nos cuentan que el primer día lo han pasado en la playa, divirtiéndose “como niños”. El segundo día han visitado Lastres, recorriendo puertos y caminos. Y el tercer día han pasado la mañana de conversaciones, juegos y música en la casa, para luego salir por la tarde a visitar Gijón y el Complejo Histórico de San Salvador de Valdediós, también conocido como “El Conventín”, un tesoro arquitectónico que les ha transportado al medievo.
La elección de este lugar de vacaciones ha sido cosa de las propias personas residentes, a quienes se les anima a tomar decisiones para que fortalezcan su autonomía y recuperen la autoestima. Porque, como al son de la letra de la canción, aunque lleguen a Cáritas Madrid con ‘el corazón asfixiado’, siempre hay una segunda oportunidad para ‘jugarse la vida en una partida’.
Finalizado el viaje, la sensación es la de haberse conocido mejor, y la de haber trabajado en el reparto de responsabilidades y tareas y en la empatía, habilidades necesarias para convivir y que haya una mayor cohesión en la Casa.
En la Casa de Acogida el objetivo es acompañar en procesos de evolución y aprendizaje, para que las personas residentes puedan experimentar un crecimiento personal, disfruten de él y salgan adelante por sí mismas. Y es ahí donde ponemos ‘millones de corazones a golpear’, a caminar juntos por la igualdad y a entonar una misma melodía, de la acogida y la superación.