Vigilia de oración por las víctimas de la trata: «Este crimen se combate con la cultura del cuidado, del respeto, con el enfoque de derechos y con políticas que nos igualen y dignifiquen»

Pilar Algarate 9 de Febrero de 2024

La diócesis de Madrid celebró este jueves, 8 de febrero, la X Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas con una vigilia de oración en la parroquia Ntra. Sra. de Guadalupe.

Coincidiendo con la festividad litúrgica de santa Josefina Bakhita, y unidos a la Iglesia universal, la vigilia estuvo presidida por José Luis Segovia, vicario para el Desarrollo Humano Integral.

«La trata de persona constituye  una herida sangrante en una humanidad que ya acumula muchas cicatrices, debidas a la avaricia sin fin de unos pocos», subrayó. Este crimen de la humanidad, aseveró, «se combate con la cultura del cuidado, del respeto, con el enfoque de derechos y con políticas que nos igualen y dignifiquen».

José Luis Segovia se dirigió a las víctimas de estos crímenes, diciéndoles «sabéis bien cuánto ayuda, en el camino de la sanción, la espiritualidad, la experiencia de Dios y el cuidado de la buena gente de Iglesia». Quiso agradecer a quienes, en distintas congregaciones religiosas femeninas y entidades, «hacéis vuestro el clamor de tantas personas objeto de trata, para sensibilizarnos a todos». 

La oración de la Jornada Mundial de Oración y reflexión contra la Trata de personas de este año es una invitación a integrar el “Caminar por la dignidad”, centrado en los elementos de la naturaleza.

A lo largo de la vigilia, se colocaron 5 velones que se fueron encendiendo a lo largo de la celebración. También se colocó un CORAZÓN que se fue rompiendo en pedazos en cada una de las etapas en las que fue pasando la oración. Se. añadiendo, en cada etapa, uno de los cinco elementos de la naturaleza (fuego, tierra, agua, aire y metal), invitando a integra el “Caminar por la dignidad”, que es lo que pretende la Jornada de este año. El Fuego parpadeante representa las ardientes pruebas de la guerra y los conflictos, donde las víctimas a menudo se enfrentan a horrores inimaginables, llegando incluso a perecer en actos deliberados de violencia. La Tierra representa los cimientos de nuestras cadenas de suministro mundiales, abordando las causas profundas de la pobreza que alimentan la trata de personas. El Agua encarna las luchas migratorias, mientras que el Aire simboliza el impacto omnipresente del cambio climático mundial. Por último, el Metal habla de la explotación inherente a las prácticas mineras y laborales, instándonos a reflexionar sobre el flujo de la vida y la urgente necesidad de justicia y compasión.

Para terminar el encuentro se colocó a los pies de la imagen de Santa Josefina un “corazón nuevo”. Ya que Dios hace nuevas todas las cosas. Dios no nos parchea el corazón, no pone remedios. Nos da un corazón nuevo y un espíritu nuevo capaz de transformar, de caminar para restaurar la dignidad de quienes han sufrido violencia y esclavitud. Un corazón renovado capaz de escuchar y actuar para hacer presente el sueño de Dios en nuestra historia. Dios da un corazón nuevo a las víctimas para que vivan en una vida nueva, para que vivan en la libertad de los hijos e hijas de Dios. Da un corazón nuevo a quienes provocan el dolor y el sufrimiento para que sientan su perdón y su amor infinito. Dios nos da un corazón nuevo para vivir como hijos e hijas de la luz.

«Santa Bakhita nos anima a abrir los ojos y los oídos para ver a los que permanecen invisibles y escuchar a los que no tienen voz; para reconocer la dignidad de todos y actuar contra la trata y contra toda forma de explotación», nos dijo ayer el papa Francisco.

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