Vidas rotas que os evangelizan: arriesgarnos a ser vulnerables

Cáritas Madrid 6 de Marzo de 2019

Escuela de vida en los barrios de Ciudad Lineal y Pueblo Nuevo en Cáritas Vicaría II

Escuela de vida en los barrios de Ciudad Lineal y Pueblo Nuevo en Cáritas Vicaría II.

 

Cáritas Madrid. 6 de marzo de 2019.- La vulnerabilidad se esconde, pero a los de Cáritas nos da identidad. Es importante saber relacionarnos con el otro desde sus fortalezas y nosotros desde nuestra vulnerabilidad. Somos sanadores heridos; no podremos comprender las heridas del otro si no veo las mías. En Cáritas trabajamos para que las personas se sientan amadas y por tanto potenciadas en su fragilidad. Es más arriesgado recibir que dar. Dejarse querer que querer. Porque querer, ayudar.., tú lo manejas, pero que alguien te ayude o te quiera, no. Esto es un proceso de aprendizaje que curte al voluntario y le hace crecer. Ximo García Roca lo llama " la invitación a la amistad"


Trabajando nuestra vulnerabilidad

Escuchándonos para hacer camino juntos; uno no puede decidir por todo el equipo. Cuando tenemos algún fracaso no asumido, eso nos paraliza y nos hace daño. La autoconfianza excesiva en nosotros mismos, nos hace no ver la realidad, la apertura al otro, pues ya sé las respuestas. Llorar y drenar nuestras impotencias a la luz del Evangelio. La propia relación con la persona ya nos ayuda a sanar. Y..., ¿ hasta cuándo debemos compartir? Hasta que duela.


Antes, el voluntariado era una exaltación del compromiso social, de abrazar la utopía. Era un compromiso por convicciones. Hoy, el voluntariado exalta la realización personal, el aquí y ahora. Es un compromiso por responsabilidad y eficacia. El ideal es el equilibrio entre ambas miradas, integrar lo afectivo con la tarea. Crecer como personas en el igual a igual, fraternalmente, sin relaciones de poder donde uno ayuda y otro es ayudado. Por eso, las vidas rotas que acompaño me evangelizan y liberan, al ver que desde mis pobrezas y heridas, puedo acoger las del otro. Eso me hace disponible, con el corazón abierto, y me va modelando en humanidad: en bondad, servicio....


Este es el espacio que tuvieron 36 personas voluntarias animados por Teresa Comba, teóloga y buscadora de felicidad. Un espacio de reflexión, meditación y vivencia experiencial que nos esponja y da sentido comunitario a nuestro compromiso social. Esto, reposado y saboreado, nos da pistas para el cambio personal y comunitario.

Volver