Vidas que interiorizan, vidas comprometidas
Cáritas Madrid 19 de Febrero de 2019Escuela de vida en los arciprestazgos de Nuestra Señora de la Encarnación y Pueblo Nuevo de Cáritas Vicaría II
Escuela de vida en los arciprestazgos de Nuestra Señora de la Encarnación y Pueblo Nuevo de Cáritas Vicaría II.
Cáritas Madrid. 19 de febrero de 2019.- El compromiso social es un estilo de vida transversal y constitutivo de la persona que lo ejerce. Esto es un proceso que va incorporando nuestra existencia a lo largo de la experiencia voluntaria y en un discernimiento permanente de la misma. Experiencia sin discernimiento, sin mirada a los adentros, nos hace perder la significancia y el sentido, porque nos sujetamos en nuestras voluntades y esfuerzos y eso acaba cayendo cuando las cosas nos vienen mal dadas. El Reino anunciado por Jesús que queremos hacer florecer en las personas necesita de nuestras potencialidades pero también de nuestras interioridades. Esto conlleva tomar conciencia voluntaria y comunicar relatos de sentido.
Abrir en nuestras vidas caminos de disponibilidad como actitud permanente y no activismo continuo. Tomar correspondencia de nuestra corresponsabilidad con el cuidado de la Casa Común, cultivando los dones recibidos y entregarlos con generosidad, y cuidando nuestras pobrezas que si son compartidas con las de otros, serán volteadas en posibilidad de algo nuevo. Nuestra vida se basa en el sentido que la damos, nuestra consistencia en el amor y nuestra relación con la muerte diaria. Ahí nos jugamos nuestra esperanza y nuestra credibilidad desde lo que hacemos a la vez que cambiamos lo que somos. Necesitamos vinculaciones fuertes y no acciones individualizadas. Y eso nos lo da la Comunidad Cristiana y el trabajar en la diversidad de nuestros barrios.
Dar razones, recuperar el lenguaje del co-razón y activarnos para cuidarnos más y no caer en la rutina anodina y paralizante porque la injusticia nos desborde y creamos que no es posible el cambio. Ser ciudadanos conscientes y consecuentes. Comunicarnos y cohesionarnos en una pasión común por la convivencia en la pluralidad.
Por todo ello, los equipos de Cáritas deben reflexionar, plantearse desde dónde y por qué hacen lo que hacen. Poner nombre a la experiencia de Dios que va surgiendo sin saber cómo, pero que se da incluso en la desolación y en el fracaso en la tarea. Esa reflexión grupal es un tesoro espiritual que debe ser transferido a la Comunidad para enriquecerla y humanizarla. Porque Cáritas es ante todo una animación más que una organización. Así lo han vivido y compartido 36 personas voluntarias de estos Arciprestazgos en la parroquia Concepción de Pueblo Nuevo.