Vicaría I: Los mayores y la soledad en tiempos difíciles

Cáritas Madrid 11 de Diciembre de 2020

El voluntario de Cáritas Madrid Pablo Domínguez cuenta cómo se han organizado en la Vicaría I durante los meses de pandemia para acompañar y escuchar a los mayores 

El voluntario de Cáritas Madrid Pablo Domínguez cuenta cómo se han organizado en la Vicaría I durante los meses de pandemia para acompañar y escuchar a los mayores


Cáritas Madrid. 11 diciembre 2020.- Desde el pasado mes de marzo se ha alterado de manera muy importante la realidad de las personas mayores, y también la acción del voluntariado que trabaja con ellos, según señala el equipo de la Vicaría I de Cáritas Diocesana de Madrid.

 

Cada vez hay más gente mayor y, aunque progresa su calidad de vida y aumenta la red de servicios sociales dedicados a ellos, no disminuyen las situaciones de soledad, algo que la pandemia de COVID-19 está agravando.

 

La prevención ante los contagios está exigiendo a los trabajadores y voluntarios de Cáritas menos movilidad y menos contacto social y esto incrementa las horas de soledad de muchas personas mayores y no tan mayores, indica Pablo Domínguez, del equipo de la Vicaría I.


A menudo también estamos todos más tiempo en casa, con nuestros mayores, pero se dan muchos casos de sobreprotección, recortando más de lo necesario su movilidad, lo que origina una pérdida de autonomía y un aislamiento adicional, describe el trabajador de Cáritas Diocesana.

 

Soledad agravada con miedo en muchas Residencias de Mayores, donde las visitas de los familiares se han limitado o se han impedido por completo. En muchos casos, los mayores temen más por sus familias que por ellos mismos.

 

6 proyectos con mayores en Vicaría I

 

En la Vicaría I de Cáritas Madrid hay 6 proyectos con mayores, sostenidos por el trabajo de 42 personas voluntarias que atienden a 220 personas mayores.

 

Los proyectos se orientan a personas con dependencia leve o moderada, tratando sobre todo de aliviar las situaciones de soledad. En circunstancias sanitarias normales se hace acompañamiento en los domicilios o se trabaja en la creación de espacios de encuentro para los mayores, con actividades formativas, culturales y recreativas. Asimismo, hay grupos de voluntarias que acuden a residencias, para acompañar a personas que reciben pocas visitas de sus familias.

 

Las personas mayores no se ajustan a un perfil homogéneo, como tampoco lo es el territorio que abarca la Vicaría I, con zonas urbanas y zonas rurales.

 

Escuchar a los mayores

 

En Buitrago de Lozoya, un pequeño grupo de religiosas y algunas seglares voluntarias se multiplican para estar con los mayores en un territorio de 39 pueblos. Ellas no dudan en señalar que, además de facilitar las necesidades básicas, su principal labor con los mayores es algo tan simple y tan poco común hoy en día como escuchar. 

 

“Acompañarles en sus pensamientos y recuerdos, y en muchas ocasiones rezar con ellos. Hay quien no tiene a nadie cerca con quien expresar una alegría o un temor, y hay quien convive con cuidadores o familiares ya fatigados de las rutinas de sus mayores”, describe Pablo.

 

El acompañamiento, durante estos meses, la escucha ha continuado por teléfono y, aunque es una buena alternativa, no siempre somos capaces de detectar por teléfono verdaderamente lo que les pasa, cómo se encuentran, qué necesidad hay en su entorno más cercano o íntimo, como apuntan las Hermanas del Equipo de Mayores del Valle de Lozoya.

 

Allí, para reactivar la alegría y mitigar la carencia del contacto directo, las Hermanas se organizan para escribir y mandar a los mayores cartas breves, oraciones, pequeños obsequios, rosarios, felicitaciones por el día de la madre o celebraciones señaladas, para que sepan que seguimos pensando mucho en ellos. “Es emocionante cómo lo reciben”, afirma el voluntario de la Vicaría I. 

 

Proyecto “Cerca de Ti” 

 

Además, en Rascafría y otros pueblos hay algunas mujeres mayores que participan en el proyecto “Cerca de Ti”, y cada semana se conectan con su Tablet y se acompañan entre ellas y con las voluntarias. La tecnología no está reñida con la edad.

 

Una labor similar hacen los Equipos de Intervención con Mayores (EIM) del Arciprestazgo de Alcobendas o del de San Matías, en el barrio de Hortaleza. En estos casos en un entorno urbano donde paradójicamente  hay bastantes recursos cercanos para atender a los Mayores que gozan de autonomía, las voluntarias de Cáritas Madrid acompañan, ahora por teléfono, regularmente a personas Mayores solas en sus casas.

 

Interrupción de las visitas

 

En los EIM de la Vicaría I, desde que comenzó el estado de alarma hubo que interrumpir no sólo las visitas a los domicilios sino también la mayor parte de las actividades en grupo. En el Arciprestazgo del Sagrado Corazón llevan ya muchos meses sin poderse reunir con los mayores para compartir el saludable rato semanal de charla y actividad social. En el Grupo de la Parroquia de San Antonio de las Cárcavas (Arciprestazgo de San Matías) no han podido reanudar sus clases de pintura y sus escapadas culturales, ni en el grupo de mayores de San Gabriel de la Dolorosa (Arciprestazgo de Santa Mª del Pinar) han continuado con las estimulantes sesiones de manualidades o las salidas a museos. 

 

“El aislamiento y las cuarentenas acabarán pasando y sabemos que, a pesar del tesón de los voluntarios de Cáritas Madrid y de otras organizaciones que trabajan con generosidad con los mayores, queda mucho por hacer y habrá muchas emociones que reconstruir”, escribe Pablo Domínguez.

 

La aspiración del equipo de la Vicaría I es llegar hasta todos los casos de soledad y de tristeza entre la gente mayor, pero “hay muchas situaciones que no somos capaces de detectar porque es muy difícil que ellos vengan a nuestro encuentro”, expresa el trabajador. “Cuesta identificar y reconocer la propia soledad. Además siempre hay desconfianza inicial, y con frecuencia en las familias se percibe la misión de Cáritas Madrid sólo en el plano del apoyo a los desfavorecidos y los pobres. Y no se deciden a dar el paso”.

 

Lección de paciencia y serenidad

 

“La gente mayor, en este tiempo difícil, nos está dando una lección (más) de paciencia y de serenidad”, asegura Pablo. “A veces son espectadores silenciosos entre tanto exceso de protagonismos, a veces actúan como soporte emocional de los más jóvenes, a veces están sumidos en plegarias y rosarios que llegan hasta a quien ni se lo puede imaginar”. 

 

El miembro de la Vicaría I comenta que muchos de ellos “son historias vivas, que se recuperaron de situaciones probablemente peores que la que estamos viviendo ahora. Y a menudo se sienten solos, aunque no nos lo digan”.

 

Por eso tenemos que hacer un esfuerzo de difusión, concluye. La red vecinal y familiar, los centros asistenciales, y en especial el entorno de todas las parroquias tienen que conocer que desde Cáritas Madrid hay gente dispuesta para escuchar y para acompañar a personas mayores y a personas con necesidades de apoyo que se encuentren solas.

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