Una oportunidad para cambiar

Cáritas Madrid 8 de Abril de 2020

"Este tiempo de confinamiento nos está permitiendo descubrir que lo más importante que tenemos no se puede meter en maleta alguna. Este retiro preventivo, en plena Cuaresma, tiene algo de providencialismo, y nos brinda la posibilidad de alumbrar al hombre nuevo, al que nos invita siempre la Cuaresma con la Resurrección de Cristo". Compartimos esta reflexión de Marcial Ares, voluntario de Cáritas Diocesana de Madrid en la Vicaría III.

 

"Este tiempo de confinamiento nos está permitiendo descubrir que lo más importante que tenemos no se puede meter en maleta alguna. Este retiro preventivo, en plena Cuaresma, tiene algo de providencialismo, y nos brinda la posibilidad de alumbrar al hombre nuevo, al que nos invita siempre la Cuaresma con la Resurrección de Cristo". Compartimos esta reflexión de Marcial Ares, voluntario de Cáritas Diocesana de Madrid en la Vicaría III.

 


Cáritas Madrid. 8 de abril de 2020.- Todos nosotros estamos viviendo una experiencia nueva y ojala que única: el confinamiento a causa del Covid-19. Esta convivencia forzada y de relativo aislamiento, solos o en compañía, es una prueba formidable a la que todos nos estamos viendo sometidos y de la que todos debemos salir reforzados, asumiendo nuestra dependencia y fragilidad, porque debemos entenderla como una oportunidad de mejora.

Este retiro preventivo, en plena Cuaresma, tiene algo de providencialismo, y nos brinda la posibilidad de alumbrar al hombre nuevo, al que nos invita siempre la Cuaresma con la Resurrección de Cristo.


Esta situación, sino fuera porque estamos conectados al mundo por variados medios, nos enfrentaría a nosotros mismos… En casa “ordenando papeles” nos encontraremos con aquel que fuimos algún día, escritos con pretensiones literarias, cartas de amor, apuntes académicos, informes profesionales, fotos, muchas fotos... ¿Y cómo nos encontramos? ¿A quién encontramos? ¿Qué quedan de aquellas aspiraciones, de aquellos proyectos e intereses, de aquellos compromisos de fidelidad a personas y principios?

Los balances siempre son buenos, si eres valiente y asumes lo de que “el rectificar es de sabios”, y más todavía si es por necesidad, . En el camino de la perfección, cambiar, mejorar, modificar actitudes es una permanente exigencia.

Pero sin terminar con “los papeles” seguimos con las “cosas”, y nos enfrentamos a este estúpido consumismo en el que estamos instalados, en una u otra medida, desde hace décadas.¿Cuántas y cuáles de las cosas que poseemos salvaríamos del incendio?

¿Cuánta cosa inútil, innecesaria o superflua hemos amontonado con la falsa pretensión de tener de todo? ¿para qué? ¿cuánta ropa nos sobra ¿y libros?, ¿cuántos salvaríamos del incendio?. Chiribolos diversos, adornos, pequeños electrodomésticos, aparatos electrónicos, muebles… Tenemos nuestros hogares convertidos en almonedas. Si tuviéramos que irnos a vivir a un "mobil home" de 30 metros cuadrados nos sorprenderíamos de lo poco que necesitamos para vivir. Siempre recuerdo a las ancianas que después de toda una vida sin salir de su casa, meten “toda su casa” en una maleta camino de la residencia para mayores o los refugiados que huyen de la muerte con una bolsa.  Ahora nosotros tenemos, de alguna manera, la posibilidad de emprender una vida nueva y afortunadamente este tiempo nos está permitiendo saber que lo más importante que tenemos no se puede meter en maleta alguna.

Un amigo, golpeado por la anterior crisis y la enfermedad, me lo decía: "No te puedes imaginar lo poco que se necesita para subsistir".


La austeridad

¿Y el dinero? Acabo de oír una gran frase: La caridad no es dar lo que nos sobra es compartir lo que tenemos. "Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes dáselo a los pobres y sígueme", (Mateo 19.21). Si nos atreviéramos a mirarnos de verdad al espejo, no sé lo que sería de nosotros. Centrémonos en un solo aspecto: la austeridad.

Podemos vivir con menos, con mucho menos. Podemos liberarnos de las cargas que la sociedad de consumo nos ha echado a la espalda. Empatizaríamos mas con las familias que viven con el salario mínimo o con menos todavía. En estos días de confinamiento, consumiendo lo esencial debemos analizar cuáles son nuestros gastos: ¿Podemos vivir con menos? ¿de cuánto nos tenemos que despojar?

Este periodo de confinamiento estricto es una especie de test convivencial único, donde los vínculos con la familia, las relaciones de trabajo, las redes de amigos y contactos, nuestra opinión de los políticos ym en definitiva, nuestra percepción del mundo, se pondrán a prueba, obligándonos a un reposicionamiento personal y a un nuevo reencuentro con uno mismo. Personalmente no le concedo mucho espacio al optimismo, pero como dice el papa Francisco sí se lo concedo a la ESPERANZA.




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