Un techo desde donde despegar
Cáritas Madrid 16 de Marzo de 2018Un grupo de voluntarios de Vicaría I se acerca a conocer el proyecto de personas sin hogar, CEDIA, de Cáritas Madrid
Cáritas Madrid. 16 de marzo de 2018.- Casi todos los voluntarios de Cáritas hemos oído hablar de CEDIA, el centro que Cáritas Madrid ofrece a las personas sin hogar donde se les presta una atención integral y el acceso a servicios básicos como comedor, duchas y lavandería. Un espacio de ACOGIDA para el colectivo de personas que están en la calle y son el rostro más visible de la exclusión social.
Un grupo de voluntarios de Vicaría I hemos pasado una mañana visitando este recurso de Cáritas que tiene sus puertas abiertas 24 horas al día y todos los días del año, gracias al compromiso de 65 voluntarios y 20 trabajadores dispuestos a recibirles en cualquier momento.
CEDIA no es un albergue, comenta Manolo, el responsable de voluntariado que nos atendió durante la visita. Ofrecemos un espacio para pasar la noche, descansar durante el día, ducharse, lavar la ropa y comer. Prestamos ayuda inmediata y temporal para solucionar una situación de emergencia, pero con el objetivo de ayudarles a encontrar una solución más estable que les pueda encaminar en su proceso de normalización para salir de la calle. En el centro de noche no suelen estar más de diez o quince días y de aquí se les deriva a algún albergue, a casas de acogida, pisos tutelados, pensiones, etc.
Cada caso es diferente y exige un planteamiento y una atención especializada, no se puede generalizar. Normalmente la gente que llega está en una situación muy deteriorada y presentan una serie de problemáticas añadidas por el hecho de estar en la calle, con enfermedades crónicas, trastornos mentales o adicciones. Y todos tienen en común la falta de redes familiares de apoyo. Son el rostro de la pobreza, sin ingresos o con unos ingresos mínimos y lo que es más duro, sin esperanza ni alicientes que les motiven a cambiar su situación. Pero también tenemos muchas historias con final feliz, incluso algún usuario que ahora es voluntario del centro, comenta Manolo con un brillo de emoción en su mirada.
Cuando llaman a la puerta de CEDIA les atiende un voluntario que le ofrece un café, algo de comer y la posibilidad de darse una ducha y lavar la ropa. Se abre una ficha y se les pregunta por su situación, de dónde vienen y si llevan mucho tiempo en la calle. Posteriormente, el trabajador social estudia su caso para determinar si sufre algún tipo de enfermedad o adicción y hacer un plan de trabajo para su estancia en CEDIA. Una vez aquí tienen servicios básicos, asistencia psicológica, actividades grupales y talleres.
El grupo de voluntarios ha estado muy interesado por conocer todos los detalles del funcionamiento del centro que el año pasado atendió a unas 1.400 personas. “Ha sido una vista de lo más enriquecedora, comenta una de las voluntarias que se ha ofrecido para cubrir alguno de los turnos que necesitabacompletarse.”
Queremos agradecer al equipo de CEDIA su calurosa acogida y el cariño que transmiten en su compromiso con los que nadie mira y nadie ve. Nosotros habíamos oído hablar de CEDIA,…Ahora les hemos escuchado, nos hemos sentado a su mesa y hemos visto gente valiente que ha recuperado la sonrisa y las ganas de luchar para salir adelante.