Un punto de Encuentro, de avance, de aprendizaje y, sobre todo, de compartir

Cáritas Madrid 17 de Julio de 2019

Las niñas y niños del Centro Educacional de Menores de Cáritas Vicaría VIII han celebrado una fiesta junto a sus familias, los monitores y personas voluntarias para hacer balance del curso y sacar lo mejor de lo aprendido y lo vivido juntos.

Las niñas y niños del Centro Educacional de Menores de Cáritas Vicaría VIII han celebrado una fiesta junto a sus familias, los monitores y voluntarios para hacer balance del curso y sacar lo mejor de lo aprendido y lo vivido juntos.


Cáritas Madrid. 17 de julio de 2019.- Los niños y niñas del Centro Educacional de Menores El Encuentro de Cáritas Vicaría VIII han celebrado un "encuentro" muy especial con todas sus familias y todas las personas voluntarias y trabajadores de Cáritas Madrid.

Es tradición en este centro cuando llega el verano la preparación de una fiesta con la que se hace balance del curso. Es una celebración que todos preparan con mil y una ilusión y que en esta ocasión a constado de un teatro y una canción.

Ha sido un curso de cambios, como siempre. Ha sido un curso de avance y aprendizaje, cómo no, donde las ganas han podido al cansancio y viceversa. ¡Menos mal que somos muchas, menos mal que vamos todas a una! Ha habido nuevas incorporaciones (de niños, de voluntarios, de trabajadores) por lo que la acogida y la adaptación como seña de identidad la hemos mantenido durante todo el curso por bandera en esta casa que es Cáritas.  

En nuestra fiesta no faltaron los agradecimientos a las y los protagonistas de esto, nuestras niñas y niños, que tanto nos enseñan, que tanto nos hacen ejercitar la paciencia, la humildad, la perseverancia. Agradecimientos a voluntarios y voluntarias, por sus ganas y dedicación infinitos. Agradecimientos al coordinador, la pieza que hace que este engranaje funcione, que la comunicación fluya y, de principio a fin, el proyecto salga adelante. 

Nuestra Fiesta de El Encuentro es por tanto un día para estar emocionados y agradecidos. Nuestras niñas y niños hacen los últimos ensayos de la obra de teatro y de la canción que quieren mostrar a sus madres. Mientras tanto, trabajadoras y voluntarias nos encargamos de decorar el improvisado escenario, preparar la merienda y habilitar el espacio para que nos sintamos como en un auténtico salón de actos.  

Por fin llega la hora: las madres llegan, se sientan. Los niños se levantan papel en mano y ocupan su lugar en el escenario. La voluntaria presenta la obra (obra basada en un rap escrito por uno de los niños del proyecto) y... ¡acción! Los nervios están en el aire y en la garganta de algún actor o actriz, los móviles arriba capturando lo que los ojos observan con atención. La obra ha sido un éxito, todo son aplausos. Vamos allá con la canción: después de vencer los problemas técnicos que tanto nos fallan en los últimos momentos, suena la música y ahí están niñas y voluntarias cantando, animadas por ese público que sigue el ritmo con los brazos arriba como si de un concierto se tratara. Más aplausos. 

 Ahora, uno a uno, nuestras niñas y niños son llamados y llamadas por los voluntarios o voluntarias, que durante el curso los han acompañado en este proceso, para recibir un pequeño regalo, una pequeña recompensa por el gran trabajo que hicieron. 

Bien, bien, parece que tenemos casi todos los elementos de una buena fiesta, pero ¿pensabais que nos olvidábamos de la comida? ¡Jamás nos lo perdonarían estas revoltosas criaturas! Así que damos inicio a la gran merendola. Y niños y mayores juegan, comen, hablan, ríen, comparten... que al final de eso se trata, de compartir: el voluntario comparte su tiempo con el niño, el niño comparte su juego con el voluntario, la madre comparte su experiencia con la trabajadora, la trabajadora comparte la alegría con la madre... Y así vamos y venimos, así nos enriquecemos y así seguimos construyendo este proyecto y formando parte de él. Siempre podréis encontrarnos, en El Encuentro, en este punto de encuentro.     

 

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