Un espacio para jóvenes en Cáritas Diocesana de Madrid, camino hacia la independencia

Cáritas Madrid 12 de Marzo de 2021

Termina la semana de la mujer en Cáritas Diocesana de Madrid. La misión de todas y cada una de ellas es primordial en nuestra labor, razón de ser de nuestra identidad social. Lo conversamos con dos jóvenes residentes en uno de nuestros pisos tutelados.

Termina la semana de la mujer en Cáritas Diocesana de Madrid. La misión de todas y cada una de ellas es primordial en nuestra labor, razón de ser de nuestra identidad social. Lo conversamos con dos jóvenes residentes en uno de nuestros pisos tutelados.


En el Instituto, las jóvenes de “Nazaria baja a la calle” aseguran que no encuentran ningún impedimento para estudiar ni para realizarse como mujer. “En todo caso, la nota” bromea Natalia, brasileña de 22 años. De hecho, ven a más mujeres que a hombres en el Instituto.

 

Mariam, de 19 años, admite “desde un principio, la mujer no tendría que recibir tanto maltrato, y tendría que ser reconocida como cualquier persona”. De hecho, esta reivindicación “debería ser todos los días”, opina Natalia, no solo el 8 de marzo.

 

Proyecto inaugurado en junio de 2020

 

“Nazaria baja a la calle” es un piso tutelado para mujeres jóvenes inmigrantes, de 18 a 28 años, cedido por las Misioneras Cruzadas de la Iglesia y coordinado por una de ellas: Julia. En junio de 2020 se inauguró el proyecto de Cáritas Diocesana de Madrid para jóvenes vulnerables, una idea similar al proyecto con chicos extranjeros menores de edad no acompañados.

 

Mariam, de 19 años, y su hermana melliza, tras haber estado en un centro de menores en Melilla, llegaron a este cálido hogar gracias a la gestión de una trabajadora social. Natalia, igualmente llegó al comienzo del proyecto, gracias a su orientadora. Ambas sufrieron una gran incertidumbre los primeros meses de la pandemia.

 

El coronavirus ha cambiado los planes de todo el mundo, literalmente. Los de Mariem eran entrar en la nueva casa de acogida al salir del centro de menores en el que se encontraba con su hermana gemela, pero el estallido de la pandemia obstaculizó el viaje a Madrid y se quedaron durante 3 meses en la casa de una trabajadora social del centro con su familia, una auténtica aventura.

 

Natalia estaba trabajando de camarera, pero le pagaban “en negro” y al llegar el coronavirus a nuestro país, su jefe cerró el negocio de un día para otro y le dijo: “No vuelvas más”, lo que le impidió tener ingresos. Fue difícil, pues “nadie sabía lo que iba a pasar”, recuerda.

 

Formación, prioridad para ellas

 

En la casa disfrutan de una autonomía y unos cuidados básicos que les permite centrarse en estudiar. “Antes de la pandemia yo trabajaba de camarera y luego ya no podía… Si no puedes mantenerte y tienes un sitio donde puedes estar tranquila y estudiar, te ayuda mucho, de cara a tu futuro es muy importante”, cuenta Natalia.

 

Su compañera expresa agradecimiento: “Podemos ir al psicólogo, estamos en una casa, podemos hacer lo que queramos. Nos toca cocinar, o hacer diferentes tareas, aunque nos ayudan en todo”.

 

Mercedes Escalona, responsable del proyecto y trabajadora social, aclara que “cuanto mayor sea la formación, más posibilidades van a tener, pero unas van a querer estudiar en formación o en carreras, y otras querrán hacer una capacitación laboral, por ejemplo”.

 

Además de inquietas y aplicadas, son mujeres solidarias, conscientes de la dura realidad que sufren otras mujeres en la calle. Por ello, colaboran como voluntarias en otro proyecto de atención a la mujer de Cáritas Diocesana de Madrid.

 

Un camino hacia la independencia

 

Ellas tienen una gran esperanza en el futuro. “Independizarnos de manera segura” sería el siguiente paso, apunta Mariam, sin caer en la situación de encontrar un trabajo que no sea fijo y “que a los dos meses te quedes en la calle”. Por el contrario, le gustaría poder salir de la casa y saber que va “a tener la misma tranquilidad”, así como apoyo y estabilidad emocional. Por otro lado, a Natalia -muy inquieta intelectualmente-, le gustaría independizarse y “por fin acceder a la Universidad”.

 

En el marco del reciente Día Internacional de la Mujer, las chicas piden “que haya más igualdad”. Ambas coinciden en un deseo: “Que las mujeres que están bien hablen por las demás, por las que no pueden alzar su voz para defenderse, para pedir ayuda”.

 

Observan, de manera positiva, que analizando las redes sociales “cada vez hay menos machismo”: “Los chicos de nuestra edad defienden muchísimos a las chicas”. Parece que esta reclamación “va progresando” y que “se está dando mejor educación”, apuntan.

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