Un cura para el barrio

Cáritas Madrid 7 de Agosto de 2019

Testimonio de Pedro, sacerdote diocesano que ha vivido en Usera durante más 50 años sabiendo adaptarse a los cambios

Testimonio de Pedro, sacerdote diocesano que ha vivido en Usera durante más 50 años sabiendo adaptarse a los cambios.


Cáritas Madrid. 7 de agosto de 2019.Pedro nació, estudió y se ordenó en Salamanca. Pero circunstancias de la vida le trajeron a Madrid, al barrio de Usera donde lleva 50 años. “Todo es providencial”. Ha sido párroco de Cristo Rey y, por encargo del Obispo Emérito de Getafe, D. Joaquín López de Andújar, fue coordinador de Cáritas en la Vicaría V, de 1975 a 2017. Trabajó mucho en colaboración con Javier Hernando de Caritas Diocesana y Juan José Beltrán, Delegado episcopal. 


En los primeros años, ante las situaciones de pobreza, se organizó desde el Arciprestazgo una cooperativa de paro y cursos de formación en carpintería y cocina, en colaboración con trabajadoras sociales. También cursillos de formación teológica para el voluntariado de Cáritas en todas las parroquias de la Vicaría 


Ante los cambios sociales y la primera crisis del paro en los años 70, Cáritas creó la Campaña contra el paro junto con Hermandades de trabajo y Pastoral Obrera. Hubo que atender a familias rotas, buscar comedores y libros gratis para niños en los colegios. Desde la Diócesis se organizaron también cursillos para sacerdotes de la diócesis (en 3 años) para mentalizar sobre la necesidad de la acción social. Luego se realizaron por Vicarías y Arciprestazgos.  


El barrio ha cambiado mucho. Hoy, Usera es un barrio envejecido y Pedro cuenta que en los años 70-80 había 150 bautizos al año en la parroquia de Cristo Rey, hoy apenas 15. Los hijos de los vecinos se han marchado a vivir a grandes urbanizaciones.  


Desde 2010, más o menos, han ido llegando al barrio muchos inmigrantes, sobre todo Ecuatorianos, Bolivianos y Chinos. En su mayoría son inmigrantes jóvenes pero hay problemas de familias desestructuradas, en un tiempo incluso niños en la calle (ya menos). Ante estas situaciones, desde la catequesis, se empezaron a organizar espontáneamente espacios de juegos con los niños, mientras las madres volvían de trabajar. Luego ya de forma estructurada, se organizaron los proyectos de menores, el primero de la Vicaría, en Usera. 


En la acogida parroquial, las personas suelen pedir dinero, pero no es lo que más necesitan. “El dinero es importante, sí, pero ¿la angustia?” En Cáritas, se escucha, se acompaña, se dan respuestas pero no soluciones (a veces, las que se puede). Insiste mucho en ello: “Cáritas no tiene siempre soluciones. Sí, respuestas. Y todos podemos responder”. 


Pedro evoca varias veces que le ha dedicado mucho tiempo a Cáritas (y sigue dedicándoselo) que siempre ha estado muy a gusto. 

 

¡MUCHAS GRACIAS, PEDRO! 

 

 

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