Trata, una cuestión de injusticia y mal trato: Acompañemos procesos de liberación

16 de Febrero de 2023

Este mes hemos celebrado el Día Mundial de la Oración y Reflexión contra la Trata de Personas, una lacra social que cruza las fronteras del cine o la televisión. Es una realidad latente. Hay mujeres que son explotadas y amenazadas, que ven peligrar su vida o directamente, la pierden.

Cáritas Madrid unimos nuestra voz y nuestra acción social para que las mujeres víctimas de trata tengan una salida y no se acalle su situación. En algunos de nuestros proyectos sociales, como las casas o residenciales, acompañamos y acogemos a mujeres que vienen de recorrer diferentes trayectorias vitales: mujeres jóvenes sin redes de apoyo, mujeres que han sufrido situaciones de maltrato, otras con problemas de salud, y en algunos casos a estas situaciones se suma la de haber sido víctima de trata.

En esta última situación colaboramos con otras entidades que nos remiten casos para ofrecerles principalmente un recurso residencial. Así, hablamos de las hermanas de la Congregación Religiosa Adoratrices, quienes a través del Proyecto Esperanza se dedican, como ellas mismas definen en su web a “acompañar procesos de liberación”. 

Si vemos las historias que acompaña a estas mujeres, parecen casos anacrónicos, es difícil entender tanta crueldad. Pero son historias reales y actuales. Es la situación que viven las más de dos mil mujeres a las que atienden las adoratrices. Todas ellas diferentes, de 74 nacionalidades, que son víctimas de trata y ahora supervivientes.

La trata tiene diferentes caras y situaciones desde explotación sexual o laboral, que van en algunos casos desde las amenazas hasta el secuestro. Lo vemos en los retratos que ellas mismas hacen:

  • Mujeres que aceptan trabajos que no son lo que parecen, que atentan contra su libertad y principio: “Pensé que era un trabajo normal, pero luego se dio cuenta de que el negocio consistía en estafar a los clientes”.
  • Mujeres que son extorsionadas en sus entornos más cercanos: “Mis propios familiares para asegurarse de que no iba a huir me encerraban en casa y controlaban todos mis movimientos; incluso custodiaban mi pasaporte”.
  • Mujeres que no conocen cuáles son sus derechos: “Desconocía que en este país estaba amparada por la ley como víctima de trata y que tenía derechos y podía obtener protección”.

A todas ellas las Adoratrices les han abierto las puertas a una vida nueva. El Proyecto Esperanza les da ‘esperanza’, trabajando desde la transculturalidad, los derechos humanos y la perspectiva de género. Las acompañan para que se liberen, encuentren un hogar, un empleo y encuentren un camino libres.

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