Tiempo de reflexión

21 de Abril de 2023

Por el equipo de Cáritas Madrid

Los cuarenta días que configuran el período de Cuaresma son un tiempo tradicionalmente ligado al ayuno, a la penitencia y a la oración para reencontrarnos con Dios en nuestra vida. El papa Francisco para esta Cuaresma de 2023 nos habla de escuchar a Jesús: «La Cuaresma es un tiempo de gracia en la medida en que escuchamos a Aquel que nos habla. ¿Y cómo nos habla? Ante todo, en la Palabra de Dios, que la Iglesia nos ofrece en la liturgia. Además de hablarnos en las Escrituras, el Señor lo hace a través de nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los rostros y en las historias de quienes necesitan ayuda. Pero quisiera añadir también otro aspecto, el escuchar a Cristo pasa también por la escucha a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia; esa escucha recíproca es indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal». De esos hermanos y hermanas nos hablaba hace unos días José Luis Díaz Lorenzo, vicario episcopal de la Vicaría II, en su charla «Cuaresma, tiempo de reflexión y cambio».

Empezó reconociendo que, más allá de la vicaría, «trabajo con los pobres, como cura, en la caridad, como vosotros…». Para él, el tiempo de Cuaresma guarda relación con la felicidad de reconocer al Resucitado, de arrimar el hombro con los más pobres; una felicidad al estilo de las bienaventuranzas al descubrir el sueño de Dios junto a los que más lo necesitan. El horizonte hacia el que nos lleva la Cuaresma es la vida eterna, «lo que los cristianos llamamos felicidad mientras vamos de camino, la vida eterna es el premio que nos ayuda a superar las dificultades que surgen al vivir nuestra misión». También mencionó la invitación del papa Francisco acerca de sentir y ‘vivir’ el sínodo, donde «la felicidad no es individual, depende de compartir los unos para los otros». Y en este sentido, nos decía el Vicario, debemos compartir y ayudarnos cuando nos sentimos superados. «Ante los problemas del mundo dejémonos afectar, Jesús también se dejó afectar, Jesús llora, no tiene miedo a llorar por sentirse superado. Sabe que no es lo mismo vivir solo esa sensación de sentirse superado por los acontecimientos, que vivirla abrazado por Dios Padre que nos ayuda, nos enseña a no dar la espalda a los problemas, a no tener miedo, a sentirnos humanos, a solidarizarnos con los demás, a no sacralizar el dolor, a luchar para que no se repita». Recordó su propio llanto hace varios años por Santi, un chico que dormía en el soportal de la parroquia, con problemas de adicciones y de salud mental, al que quería ayudar, pero no tenía medios ni respuestas para todo. Una Nochebuena, cuando Santi ya estaba mejor y empezaba a dejar las drogas, volvía con él a la parroquia y se despidieron porque el Vicario tenía que ir a cenar con su familia. Durante el camino pensó que con quien debería estar esa noche era con Santi… que murió tres días después congelado en un coche. «¿Dónde está el límite? En no dejarte arrastrar por lo que no has podido conseguir, no somos omnipotentes. Este es un tiempo bueno para revisar nuestra forma de vida, la manera en la que nos acercamos a los demás. En este tiempo se nos llama a ejercitarnos contra la crisis, llevamos mucho tiempo de crisis a la espalda, como una eterna Cuaresma que nos lleva a redescubrir a Dios en un lugar teológico precioso que son los pobres».

Leer Compromiso Solidario de abril de 2023
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