“Siempre estuve expectante ante lo que habría de venir convencida de un futuro indulgente y… descubrí el voluntariado” 

 El camino recorrido hasta llegar aquí ha sido duro. La vida es una suerte de dificultades salpimentadas con pequeñas dosis de felicidad. Siempre muy responsable y absolutamente implicada, he tenido una especie de desazón como cuando falta una pieza en el puzzle. 

En la actualidad disfruto del humilde trabajo que realizo en el Centro de la Mujer Concepción Jerónima, que acoge a mujeres desfavorecidas o en riesgo de exclusión. Es muy pequeña mi contribución y muy grande la satisfacción que recibo. En un principio tuve miedo de no poder afrontar todos los problemas que sufren estas personas o de que me pudieran afectar psicológicamente.  

Es el amor fundamentalmente lo que me mueve a darme a los demás, ofreciéndome la oportunidad de ser testigo directo de la realidad social actual. Comparto mi tiempo, mis experiencias, mis conocimientos, escucho, acompaño y trato de empatizar, comprender sin juzgar. Es una labor de aprendizaje y enriquecimiento personal incalculable.  Este es mi reflejo, en las miradas de otras.

Por Esperanza Salomón Gaitán 
(Voluntaria en Cáritas Diocesana de Madrid)