Tercer domingo de Pascua: "Quédate con nosotros, Señor"

Pilar Algarate 23 de Abril de 2023

Lecturas del día: Libro de los Hechos de los Apóstoles (2,14.22-33).  Sal 15,1-2.5.7-8.9-10.11. Primera carta del apóstol san Pedro (1,17-21). Santo evangelio según san Lucas (24,13-35).

Jesús hoy sale a nuestro encuentro, nos acompaña en nuestro caminar por la vida y entra en nuestras casas.

Como hiciera un día con los discípulos de Emaús, Jesús hoy sale a nuestro encuentro, nos acompaña en nuestro caminar por la vida y entra en nuestras casas. Él nos ayuda animándonos con su Palabra e invitándonos a su mesa, para alimentarnos con el pan de la eucaristía. Por eso le damos las gracias, porque va a salir a nuestro encuentro y hará de nuevo que nuestro corazón arda al escuchar su palabra y lo reconozcamos al partir el pan.

Ahora más que nunca podemos sentir que el camino se hace largo, a veces duro y cuesta mantener los ojos abiertos e ilusionados para una lectura creyente del cansancio y del fracaso histórico. A veces nos desilusionamos, acomodamos, aburguesamos y nos volvemos tristes y cansados. La acedia se impone sobre nuestros corazones. Y ahí vuelve a ponerse a nuestro lado el espíritu anónimo de Jesús, para compartir nuestro camino, para tocar el corazón, para encenderlo y volver a ilusionarnos con su Espíritu resucitado. La Iglesia hoy ha de pararse, hablar con Él, desahogarse con Él, invitarlo a nuestra pequeña casa oscura, entrar en el atardecer en su intimidad, y permitirle que meta fuego a nuestro corazón, para que se ilumine la noche y podamos volver a la comunidad ilusionados y con el deseo de despertar a otros muchos que también viven con tristeza desilusionada, a aquellos que esperan un compañero de camino que les encienda con amor y fe sus corazones. Tú y yo podemos ser los discípulos de Emaús.

¿QUÉ HACER ANTE LAS CRUCES, LA TRISTEZA Y EL DESÁNIMO?

El evangelio de san Lucas indica qué pasos dar:
- Buscar a Jesús en la Escritura. Toda la Escritura habla de él. Hemos de leer y releer los libros sagrados; leer orando. «Habla, Señor, que tu siervo escucha» (1 Sam 3, 10). ¿Buscas en la Palabra de Dios la solución a tus problemas? ¿Influye la Palabra de Dios en tu vida? ¿La consideras como una dicha para ti? ¿Has descubierto en la Palabra de Dios una fuente de fe y un alimento de tu vida cristiana?

- Reconocerle en la eucaristía. Es el sacramento de la presencia de Cristo resucitado. ¿Valoras la eucaristía? ¡Es el centro, la raíz y la cumbre de la vida cristiana? Los mártires cristianos de África respondieron al procónsul que le pregunta sobre por qué celebran la eucaristía en las casas contra el mandato del Emperador: «No podemos vivir sin la eucaristía». ¿Acudes a Jesús eucaristía en tus penas y fracasos, alegrías o éxitos?

- Volver a la comunidad. Reconocido Jesús, los discípulos de Emaús vuelven presurosos a Jerusalén. Quieren comunicar su experiencia a los hermanos. Ellos a su vez, serán confirmados en la fe, pues la Comunidad de Jerusalén les dirá: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Pedro» (Lc 24, 34) ¿Amas a la Iglesia? ¿Amas a la comunidad? ¿Rezas por ella? ¿Te preocupas de sus miembros, los defiendes, excusas, alabas y te alegras de sus éxitos? ¿Cuentas con la Comunidad? ¿Colaboras con gusto en sus proyectos?

-Acoger y dialogar. Los discípulos de Emaús son modelo de acogida y de diálogo. Se les acerca un desconocido y lo aceptan a pesar de su situación sicológica. Abren su corazón al desconocido y le cuentan sus preocupaciones. Le escuchan con atención y dialogan con él. Dialogar es meterse en la piel del otro, suponer que el otro tiene también parte de la verdad, que puede iluminar y ayudar a encontrar la verdad que salva. Sin saber especialmente quién es aquel hombre, los dos discípulos le invitan a hospedarse en su casa… ¿Acoges a las personas? ¿Sabes escuchar y dialogar?(39).

CUESTIONARIO PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO

1.  «Se le abrieron los ojos y lo reconocieron».
—  ¿Cuáles son los signos de la presencia del Resucitado en la historia?
—  ¿Cómo influye la Palabra de Dios en tu vida? ¿Cómo te alimentas de ella?
—  ¿Qué importancia tiene la eucaristía en tu vida? ¿Cómo la celebras?
2.  «Nosotros esperábamos». ¿Cuáles son tus expectativas frustradas? ¿Cómo las vives y las afrontas?

3.  ¿Cómo te ayuda el proceso de Emaús en tu vida?

ORACIÓN

Señor,

también yo marcho hoy por la vida

como los discípulos de Emaús:

pensando que mi vida no tiene sentido,

creyendo que en la vida todo es negro,

incapaz de ver con mis ojos

la claridad del día y las estrellas de la noche.

Señor,

Yo, y otros muchos como yo,

tenemos la tentación de creer

que el dolor es más fuerte que la vida.

Yo, y otros muchos como yo,

nos decimos que esto no tiene salida,

que no hay quién lo arregle,

que nos hemos hechos demasiadas ilusiones,

y la realidad es muy distinta…

Señor,

yo, y otros muchos como yo,

creemos que nos has abandonado

y nos vamos, cabizbajos, de retirada:

“porque ya no hay nada que hacer,

porque ya todo está perdido…”

Señor,

¿no podrías salir hoy al camino

y pasear conmigo?

¿no podrías levantar mi esperanza

de este suelo rastrero

por donde camino?

¿no podrías quedarte a comer

y calentar mi corazón frío?

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